"Estos dos grandes descubrimientos: la concepción materialista de la historia y la revelación del secreto de la producción capitalista, mediante la plusvalía, se los debemos a Marx. Gracias a ellos, el socialismo se convierte en una ciencia, que sólo nos queda por desarrollar en todos sus detalles y concatenaciones." Federico Engels, Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico.

2.8.12

Lo que hace un gobierno socialista en 56 días.

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Recibido por correo electrónico con solicitud de difundirlo.

Las negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

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Lo que hace un gobierno socialista en 56 días.

Leyeron bien: el gobierno socialista francés, ok?

Esto es lo que ha hecho Hollande (no palabras, hechos) en 56 días en el cargo:

- Ha suprimido 100% de los coches oficiales y los ha subastado; y lo recaudado se destina al Fondo de Bienestar para ser distribuido a las regiones con el mayor número de centros urbanos con los suburbios ruinosos.

- Ha hecho enviar un documento (doce líneas) a todos los organismos estatales dependientes de la administración central en el cual les comunicaba la abolición de los "vehículos de empresa" desafiando de manera provocativa e insultando a los altos funcionarios, con frases como "si un ejecutivo que gana 650.000 euros año, no puede permitirse el lujo de comprar un buen coche con sus ingresos del trabajo,
quiere decir que es demasiado ambicioso, que es estúpido, o que es deshonesto.
La nación no necesita ninguna de estas tres figuras". Touchè. Fuera los Peugeot y los Citroën. 345 millones de euros salvados de inmediato, y trasladados a crear (apertura 15 de agosto 2012) 175 institutos de investigación científica avanzada de alta tecnología, asumiendo la contratación de 2560 jóvenes científicos desempleados "para aumentar la competitividad y la productividad de la nación".

- Ha abolido el concepto de paraíso fiscal (definido "socialmente inmoral") y promulgó un decreto presidencial de de urgencia estableciendo un porcentaje del 75% de aumento en la tributación para todas las familias que, netos, ganan más de 5 millones de euros al año. Con ese dinero (manteniendo así el pacto fiscal) sin que ello afecte un euro al presupuesto, ha contratado a 59,870 licenciados desempleados, de los cuales 6.900 desde el 1 de julio de 2012, y luego otros 12.500 el 1 de septiembre como profesores en la educación pública.

- Ha privado a la Iglesia de subsidios estatales por valor de 2,3 millones de euros que financiaban exclusivos colegios privados, y ha puesto en marcha (con ese dinero) un plan para la construcción de 4.500 jardines de infancia y 3.700 escuelas primarias, iniciando un plan de recuperación la inversión en la infraestructura nacional.

- Ha establecido el "bono-cultura" presidencial, un mecanismo que permite a cualquiera pagar cero impuestos si se constituye como cooperativa y abre una librería independiente contratando al menos dos licenciados desempleados de la lista de desempleados, con el fin de ahorrar dinero del gasto público y realizar una contribución mínima al empleo y al relanzamiento de nuevas posiciones sociales.

- Ha abolido todos los subsidios gubernamentales a las revistas, fundaciones y editoriales, sustituyéndolos por comités de "emprendedores estatales"" que financian acciones culturales sobre la base de la presentación de planes de negocio relacionados con estrategias de mercado avanzadas.

- Ha puesto en marcha un procedimiento muy complejo en el que ofrece a los bancos una elección (sin impuestos): Quien proporcione préstamos blandos a empresas francesas que produzcan bienes recibe beneficios fiscales, quien ofrece instrumentos financieros paga una tarifa adicional: lo tomas o lo dejas.
- Ha reducido en un 25% el sueldo de todos los funcionarios del gobierno, el 32% de todos los diputados y el 40% de todos los funcionarios estatales de alto nivel que ganan más de 800 000 € por año.
Con esa cantidad (alrededor de 4 millones de euros) ha establecido un fondo que ofrece garantías de bienestar a las "madres solteras" en condiciones financieras difíciles garantizándoles un salario mensual por un período de cinco años, hasta que el niño vaya a la escuela primaria, y tres años si el niño es mayor. Todo ello sin modificar el equilibrio del presupuesto.

No sería interesante que nuestros gobernantes tomaran nota de algunas de estas medidas? o es tan difícil cuando la voluntad existe.

COPIEN Y DIFUNDAN.
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16.6.12

Sobre Justicia Social, Partido y Gobierno

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Sobre Justicia Social, Partido y Gobierno

1. Existen diferencias entre Partido y Gobierno.

El Partido revolucionario socialista tiene en la permanencia el medio de consecución de sus finalidades y el Gobierno tiene en la temporalidad el medio limitante para materializar sus promesas de campaña y su plan o programa de Gobierno.

La finalidad del Partido se concreta en el largo plazo, históricamente determinado, la finalidad del Gobierno se agota en el corto plazo, de cinco años, normalmente.

2. La esencia de un Partido Revolucionario Socialista se define por su finalidad, científicamente establecida, de la posibilidad de construir un sistema social con justicia económica, basado en el principio de que cada persona debe retirar del producto social lo que le corresponde de acuerdo a la complejidad y exigencia del trabajo productivo que desempeñe y a su capacidad y habilidades constatadas para desempeñarlo: a cada cual según su trabajo y a cada quien según su capacidad, es el principio de organización socialista del trabajo.

Esta lucha por concretar la finalidad socialista, como nos enseñó el caso de la URSS, discurre entre el ser y el deber ser histórico, entre flujos y reflujos históricos, consolidaciones y disoluciones, procesos pacíficos y violentos y la construcción de un nuevo sistema social no es cosa de un quinquenio, como lo es el caso de un plan o programa de Gobierno.

3. Las finalidades sociales son la columna vertebral de la acción política.

El ser humano es el único ser que transforma y hace las cosas con finalidades conscientes.

En los animales la acción tiene finalidad también pero es instintiva, no consciente. Los seres humanos transformamos todo con una dirección consciente: la naturaleza, nuestro mismo pensamiento y nuestra sociedad; porque somos pensantes, porque actuamos con claridad de las finalidades,

La ideología partidaria es una expresión de la conciencia de la finalidad de la sociedad humana: se aspira a una sociedad justa, solidaria, productiva, generadora de riqueza y de bienestar económico y social.

La teoría y la ideología partidaria tienen su propia dimensión y se cultivan por medio de la organización práctica, educación política y estudio e investigación científica tomando como base la dialéctica materialista, sobre todo aplicada a la historia de la sociedad, con metodología y concepción del materialismo histórico.

4. Las finalidades se transforman en una fuerza física.

Las finalidades trascendentes, estructuradas en un Partido Revolucionario Socialista constituyen el esqueleto y el cerebro de la sociedad y consecuentemente de su Gobierno.

La temporalidad de un plan o programa de Gobierno solamente puede, en medio de fricciones, conectarse para ejercer una función transformadora consciente, encaminada a la construcción de un sistema económico social libre de explotación, por la vía de la posible incidencia que un Partido tenga en la sociedad y en el mismo Gobierno.

Pero el Partido no debe confundirse con el Gobierno, ni viceversa.

Pueden existir, como de hecho, existen, militantes del Partido que ejerzan como funcionarios gubernamentales, pero, como entidades, el Partido y el Gobierno son entidades diferentes, con diferentes finalidades.

Las finalidades del Partido y del Gobierno son diferentes, pero pueden ser compatibles sobre todo cuando un Partido, como el nuestro, ha ganado las elecciones por primera vez en la historia nacional.

La finalidad temporal del Gobierno puede conectarse con la finalidad permanente del Partido y esto no lo hace el Gobierno y su estructura, sino que lo hace el Partido, por múltiples vías y formas, especialmente las de la movilización social y el apego al cumplimiento de la lucha y conquistas democráticas estampadas en el Programa de Gobierno, consensuado y socializado, entre personas e instancias comprometidas.

En nuestro caso, en el marco del proceso de erradicación del modelo neoliberal, como se dejó consignado en uno de los párrafos del Programa de Gobierno..

La exigencia concreta, en política, es un medio de avanzar en la lucha, es un planteamiento que se convierte en fuerza física, organiza voluntades y energías para lograrla; forma parte de la táctica y dependiendo de su correspondencia con la realidad, planteamiento aceptable y mecanismo de exigencia se convierte en una exigencia ineludible y de necesaria adopción para todas las fuerzas políticas, individuales y colectivas.

Evaristo Hernández
Noviembre 2009
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12.6.12

Una razón para calificar el Socialismo "Utópico"

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Socialismo ¿Utópico?

Engels nos presenta una definición del Socialismo Utópico, que expresado en sentido contrario, podría definirse como la corriente socialista sin teoría de la plusvalía. Se asume por parte de Engels que la teoría de la plusvalía es “la” y no “una” teoría científica de la economía y la sociedad, por ello, los planteamientos de los socialistas anteriores a Marx, eran ideales, ideologizados, no científicos; eran utópicos basados en buenos deseos y no en investigaciones científicas.

Las razones por las cuales plantea Engels, los socialistas utópicos no constituyeron un socialismo científico, son esencialmente, por el hecho de que las condiciones históricas en que vivieron no les posibilitaron observar el papel del proletariado industrial y su antagonismo con la burguesía, que Saint Simon, por ejemplo, incluía dentro de su "catecismo para industriales". De manera que los socialistas "utópicos" por razones objetivas, no tuvieron la capacidad de abstracción de Marx, para penetrar con más profundidad en las causas y efectos de la lucha de clases entre burguesía y proletariado, del movimiento social y económico que observaban y en el que también participaban.

Evaristo Hernández

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1.6.12

Citas de EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI Heinz Dieterich Steffan

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CITAS PARA ESTUDIO

* EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI Heinz Dieterich Steffan 4

Las negrillas, sangrías y subrayados de hacen para efectos de estudio.

"Con la recesión mundial, las consecuencias económicas del capitalismo actual para los países neocoloniales quedan aún más claras: sus economías se vuelven estructuralmente inviables y desaparecen como sujetos nacionales de la historia mundial. Esto es valido no sólo para las pequeñas repúblicas, como las centroamericanas, sino también para economías grandes como las de Brasil y Argentina que, igualmente han perdido su capacidad para la reproducción ampliada del capital, dentro de los parámetros de la economía global neoliberal. Peor aún, ninguna medida de los gobiernos nacionales —ni el mayor endeudamiento externo e interno, ni las recurrentes reducciones de los presupuestos nacionales, las privatizaciones a ultranza o la ortodoxia monetaria-fiscal fondomonetarista— puede romper ya el ciclo de empobrecimiento y destrucción que el imperialismo y las elites criollas han impuesto. Dentro de la lógica de la economía nacional de mercado no hay mejoramiento económico posible para las mayorías neocoloniales."

"En las conferencias de Yalta (1943) y Potsdam (1945) se fraguó el segundo Orden Mundial.

Basado en la bipolaridad de los sistemas capitalistas y socialistas, su estabilidad estructural radicaba en la capacidad nuclear de destrucción mutua entre la Unión Soviética y Estados Unidos, mientras que su dinamismo devenía del proyecto del American Century, por una parte, y de la lucha por la emancipación nacional y social antiimperialista, por otra. Este sistema de postguerra colapsó con la implosión de uno de sus dos polos, la Unión Soviética, en 1990, para dar lugar a una fase de transición (interregno) que duró hasta el 11 de septiembre del 2001. (Ver, Noam Chomsky, Heinz Dieterich, Los Vencedores, Ed. Planeta, 1996)."
Entre ellos merece especial mención el economista e historiador Arno Peters, de la República Federal Alemana, profesor emeritus y genio renacentista, quien descubrió el principio económico de la nueva sociedad socialista que es la clave de toda propuesta seria sobre un sistema no-capitalista.
El primer ciclo de vida de la sociedad moderna está llegando a su fin. Por más de doscientos años, desde la Revolución Francesa (1789) hasta la actualidad, el género humano ha transitado por las dos grandes vías de evolución que tenía a su disposición: el capitalismo y el socialismo histórico (realmente existente). Ninguno de los dos ha logrado resolver los apremiantes problemas de la humanidad, entre ellos: la pobreza, el hambre, la explotación y la opresión de tipo económico, sexista y racista; la destrucción de la naturaleza y la ausencia de la democracia real participativa.

Lo que caracteriza nuestra época es, por lo tanto, el agotamiento de los proyectos sociales de la burguesía y del proletariado histórico, y la apertura de la sociedad global hacia una nueva civilización: la democracia participativa.

Cuando la burguesía plasmó su proyecto histórico —que le permitió fungir durante dos siglos como clase hegemónica de la sociedad global— lo hizo descansar sobre cuatro ejes teórico prácticos: la economía nacional de mercado, basada en el valor de cambio; la democracia formal plutocrática; el Estado clasista y el sujeto liberal.

Los partidos obreros, en su variante más radical, configuraron su proyecto histórico también en torno a cuatro elementos constitutivos: la economía no-mercantil, basada en el valor de uso; la democracia real participativa; el Estado democrático y el sujeto racional-ético autodeterminado.

A inicios del siglo XX, la corriente socialdemócrata del movimiento se adhirió al proyecto de la burguesía."
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29.5.12

El Socialismo y Pepe

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¿Qué tiene que ver que un Presidente sea "pobre" con la construcción del Socialismo? Tiene que ver mucho.

Lenin sostenía que un funcionario público del partido bolchevique no debería ganar más que un obrero calificado.

Ha tenido que pasar casi un siglo desde la afirmación de Lenin, contando en el período el derrumbe del socialismo estatizantemente centralizado de la URSS para que el movimiento socialista mundial empiece a entender la importancia de este punto.

Pareciera que para construir el socialismo es un requisito ser austero. Para mantener el capitalismo, no. Se puede ser o no ser austero. Han existido dictadores militares "austeros" como el General Maximiliano Hernández Martínez en El Salvador.

En la doctrina y teoría revolucionaria del socialismo se sostiene que existe una tendencia histórica, inevitable, del desarrollo social hacia la disolución del Estado en el largo plazo. El Estado dejará de ser fuente de privilegios económicos, como es el caso de los políticos, sirvientes de la burguesía, concientes o no de tal servidumbre. El Estado será permanente, no tenderá o dilatará su disolución, en tanto sea una fuente de diferenciación económica y social parasitaria, para individuos o grupos sociales.

Saint Simon, el primer socialista "utópico" (?) francés perdura en sus planteamientos. Saint Simon sostenía que deberían gobernar en el mundo "aquellos que dan mucho y sacan poco del Estado" y que hay que derrocar el poder de "aquellos que dan poco y sacan mucho del Estado".

Conforme avanza la capacidad productiva de la humanidad, los bienes creados cubren las necesidades de cada ser humano con más solvencia en cuanto a cantidad y calidad. Esta es una de las razones además de una moralidad superior como la de Saint Simon, que posibilita que el Presidente de una República, en el mundo de hoy, pueda vivir modestamente, con el salario de un obrero calificado.

Desde luego que para tener un Presidente que de mucho y saque poco del Estado, que viva con el salario de un obrero calificado, no solamente la persona debe tener una superioridad moral evidente, sino también, sus conciudadanos deben tenerla, al menos una gran cantidad de ellos. Es el caso de un país latinoamericano, de los más cultos en el subcontinente, Uruguay. Parece que se requiere un nivel cultural superior, para apreciar la dimensión histórica de un Presidente, que es calificado por la prensa mundial como el más pobre del mundo. Seguramente se necesita al menos una intuición cultural para entender que un Presidente de esta naturaleza no solamente refleja altos niveles de honradez personal, sino que también conecta y concreta siglos de historia y de geografía. Es un Presidente que sigue los preceptos de Saint Simon y de Lenin. Conecta la Revolución de  Francia con la de Rusia y a estas con el proceso revolucionario y evolucionario en Uruguay. Y el proceso político en Uruguay con el resto de países de América Latina, hasta por la vía del ejemplo personal.

Desde esta perspectiva, no es el Presidente más pobre del mundo, como dice la prensa que valora más el dinero que la historia, sino el más rico del mundo. El Socialismo, la nueva sociedad, el sueño, la "utopía" sigue viva. Y con granos de maíz, como dice el libro sagrado de los Mayas, el Popol Vuh. En un hombre que se alimenta de maíz que trajeron los Dioses. El  maíz de la consecuencia con los principios personales. En realidad este hombre tiene una gran riqueza. Tiene un comportamiento envidiable, emulable y por el momento es muy difícil que alguno de los presidentes del mundo pueda ponerse a su altura en este punto. Y es una riqueza personal auténtica, no es un comportamiento para una campaña electoral, no parece ser, es. Y todo indica que mantendrá su comportamiento: su consecuencia, su trayectoria, sus perspectivas. Probablemente más importante que la donación casi total de su salario, sea el hecho de que "nos ha devuelto la confianza en la política", como decía una persona comentando la noticia de su "pobreza". Y es determinante para quienes luchan y creen en una sociedad sin clases sociales, que esta devolución de la confianza en la política, provenga de un político socialista. Es una contribución universal a la práctica y al pensamiento del socialismo. "Creo en el socialismo, pero no en el estatismo", afirma este Presidente. Es el Presidente de Uruguay, ya lo dijimos. Se llama José Mujica, lo conocen como Pepe.
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27.5.12

Catecismo de los Industriales

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Las negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Tomado de:

http://www.estudiantesdefsoc.com.ar/sociologia/43-historia-del-conocimiento-sociologico-i/155-catecismo-politico-de-los-industriales.html

Catecismo politico de los industriales

Historia del Conocimiento Sociológico I. Cátedra: Fernandez.

Doctrina, Resumen.

Catecismo político de los industriales.
Saint Simon

Un industrial es un hombre que trabaja en producir o poner al alcance de los miembros de la sociedad uno o varios medios materiales de satisfacer sus necesidades o gustos físicos y forman 3 grupos cultivadores, fabricantes y negociantes.

Deberían ocupar el primer rango porque son lo más importante, porque subsiste por sí misma. Las otras clases deberían trabajar para ella, todo debe hacerse para la industria.

En la actual organización social ocupan el último lugar, se les da mayor importancia a ociosos y otras actividades de menor utilidad.

En este catecismo propone indicar a los industriales los medios para aumentar en un máximo su bienestar, los medios que deben conocer para acrecentar su importancia social. Por una parte presentarles el cuadro de su verdadera situación social, muy inferior a lo que debe ser puesto que son los más capaces. Y por otra parte trazarles la marcha a seguir para situarse en el primer rango, bajo el aspecto de la consideración y del poder.

Antes de la revolución había tres clases nobles, burgueses e industriales, de los cuales nobles e industriales les pagaban a los nobles, pos revolución los industriales pagan a nobles y burgueses.

Los medios violentos valen para derribar, para destruir, pero sólo para eso. Para edificar son necesarios los medios pacíficos, para establecer las constituciones sólidas.

Ellos son esencialmente pacíficos, no fueron los industriales quienes hicieron la revolución, sino los burgueses, es decir: los militares que no eran nobles, los legistas plebeyos, los rentistas que carecían de privilegios.
Los industriales saben que son los más capaces de dirigir como es debido los intereses económicos de la nación, pero no llevan hacia delante esta idea por temor a perturbar la tranquilidad momentáneamente
. Ellos sólo emplearán medios pacíficos de discusión, persuasión y demostración para hacer salir a nobles, militares, legistas, rentistas y funcionarios públicos de la administración y hacer salir de ellos la alta dirección de la riqueza pública.

En cuanto a fuerza física poseen la superioridad, por mayoría, ellos producen la riqueza, por lo tanto, poseen la fuerza económica. También poseen la superioridad en cuanto a inteligencia, poseen todas las características para pasar de gobernados a gobernantes.

4 partes o épocas:

1.Desde el establecimiento de los francos en las Galias hasta la primera Cruzada.

2.Desde la primera cruzada al reinado de Luis XI.

3.Desde el reinado de Luis XI hasta el reinado de Luis XIV, ambos comprendidos.

4.Desde el reinado de Luis XIV hasta el establecimiento del sistema de crédito.

Tras estos hechos está lo que acontece a la clase industrial.

1.Desde el establecimiento de los francos en Galias a la primera cruzada tuvo lugar una operación política importante, la formación de la nación francesa compuesta de francos (jefes militares de la nación y directores del trabajo industrial: casi todas las tierras les pertenecían, eran aristócratas) y galos.

2.Desde la primera cruzada al reinado de Luis XI, las cruzadas ocasionaron derroches muy considerables a los aristócratas, es decir, a los francos: sus ingresos resultaron insuficientes para satisfacerlos, así se vieron obligados a vender franquicias a los galos que pudieran pagarlas. Los galos que las compraron fueron los artesanos que habían tenido, más que los otros, ocasiones y medios para hacerse con un patrimonio. También vendieron tierras a los galos y así las cruzadas determinaron la formación de la clase industrial en cuanto a clase distinta de la militar, compuesta por 3 estamentos:

1.

◦Galos propietarios de tierras, cultivadores y no militares.

◦Artesanos que consiguieron la libertad y que se han reunido en las ciudades.

◦Negociantes que importaban a Francia los tejidos fabricados en Asia y que hacían circular por el país los objetos de fabricación francesa.

2.

En el siglo XV la realeza había adquirido mucha fuerza en comparación a la época de la conquista de las Galias por los francos. Luis XI al subir al trono reconoció que la realeza era una institución política aún precaria, él concibió el proyecto de concentrar todo el poder soberano en la realeza, de anular la supremacía de los francos sobre los galos, de destruir el sistema feudal, de suprimir la institución de la nobleza y de constituirse en rey de los galos en lugar de ser jefe de los francos para triunfar en tal proyecto le era preciso combinar su autoridad con los intereses de una clase lo bastante fuerte para asegurarle el éxito: se alió a los industriales.

3.

Los industriales deseaban que el poder soberano estuviese concentrado en manos de la realeza, porque éste era el único medio de suprimir los obstáculos con los cuales se enfrentaba el comercio interior de Francia, aceptaron la alianza con la realeza y desde aquella época han estado ligados a ella. Luis XI fue el fundador de la alianza industriales-realeza contra la nobleza, entre el rey y los galos contra los descendientes de los francos en el Siglo XV.

Antes de la corporación de los industriales existían dos clases: la que mandaba y la que obedecía.

Cambian el carácter los industriales: desde sus orígenes no buscaron el mando.

Antes del Siglo XVIII, los cultivadores, los fabricantes y los negociantes se integraban en corporaciones separadas. Fue a final del reinado de Luis XIV cuando los industriales de esas tres ramas grandes de la industria se aliaron financiera y políticamente, gracias a la creación de una nueva especie de industria, cuyos intereses particulares están en acuerdo con el resto de industriales. La nueva formación dio lugar al sistema de crédito.

La protección otorgada por Luis XIV a la fabricación y al comercio había sido causa de notable impulso en estas dos ramas de la industria pero al haber tantas operaciones y grandes debían efectuar sus pagos e ingresos en distintos lugares, entonces el trabajo para saldar las cuentas les ocupaba muchísimo tiempo.
Así se forma la industria bancaria,
ellos comienzan a encargarse de esas tareas, de los movimientos del dinero. Así crece la fuerza económica de los industriales, incluso mayor a la del gobierno.

Los industriales habían realizado grandes progresos en capacidad, importancia y potencia real, las clases no industriales habían retrocedido en todos los aspectos y sin embargo la realeza continuó eligiendo a los administradores de la riqueza pública entre los miembros de dichas clases.

En 1817 se produce un inconveniente económico por la mala administración de la riqueza pública. Es estas circunstancias, los banqueros propusieron al gobierno que tomase todo el dinero necesario pero como condición:

•Que abandonaran la bárbara conducta financiera, que renunciase para siempre a declararse en quiebra; que alopatía la conducta industrial, es decir, leal; que pagaría íntegramente a todos sus acreedores, fuese cual fuese el origen de la deuda.

•Que este asunto se trataría de banqueros a gobierno de voluntad a voluntad.

Esto fue aceptado, así nació el crédito público. Así caduca el la recapitulación de los progresos industriales desde el establecimiento de los francos en las Galias a nuestros días.

En el presente la economía sigue en manos de los francos, administran la riqueza pública y los descendientes de los francos han conservado la orientación que recibieron de sus antepasados, de forma que la sociedad de hoy es una nación esencialmente industrial, cuyo gobierno es esencialmente feudal.

Primitivamente la totalidad del territorio había sido repartido por los francos. Por entonces, la potencia soberana estaba relacionada con la propiedad territorial. Cuando los descendientes de los francos se vieron embarcados en las cruzadas se vieron obligados a vender parte de las tierras y así, enajenaban una porción de su soberanía, los nuevos propietarios fuesen quienes fuesen se transformaban en nobles de poca monta. Este es el origen de la tercera sección de la clase intermedia.

Examinaremos su conducta desde el nacimiento a 1789.

Explica que quiere que la clase industrial gobierne, que las demás se subordinen a esta. La época actual es de transición.

El destino político de los industriales los llevará a constituir el primer rango social, los más importantes entre los industriales se encargarán de la riqueza pública, harán la ley y marcarán el rango de las demás clases, de acuerdo a los servicios que cada una haga a los industriales, así la tranquilidad estará asegurada, la prosperidad pública avanzará y la sociedad disfrutará de la felicidad individual y colectiva. El criterio para fundar esto es:

1.La recapitulación del pasado de la sociedad nos ha probado que la clase industrial había adquirido importancia de forma continuada, mientras que las otras la habían perdido continuamente; de aquí que la industrial debe constituirse como la más importante de todas.

2.La sociedad deberá alcanzar la meta de que la clase más capaz gobierne.

3.Los trabajos más útiles deben ser los más considerados; por ello, tanto la moral divina como la humana llaman a la clase industrial para desempeñar el papel social principal.

4.Los legistas y militares deben estar bajo las órdenes de los hombres más capacitados para administrar, porque una sociedad ilustrada no necesita ser administrada, las concepciones directrices deben ser hechas por los hombres más capacitados en administración y entre los industriales están estos.

“Nosotros seremos quienes nos propondremos elevar a los industriales al primer grado de consideración y poder”.

Durante la Revolución el papel fue virgen, 45 años llevó meditar y preparar aquello.

Como resultado hemos llegado a la conclusión de que para pasar del régimen en el cual los industriales están sometidos a los militares, legistas y rentistas, al orden social que deben dirigir los industriales, era indispensable cumplir una condición: la clara concepción de los industriales y hacerles ver esto a los más importantes de ellos, es decir mostrarles cómo emplear todas las capacidades útiles al servicio de la industria y en interés de los productores; por último, hemos reconocido que la empresa de que la sociedad está necesitada no ofrecía más que una dificultad: la de concebir con claridad el sistema industrial; que la dificultad consistía en hallar el medio de acordar el sistema científico, el sistema de educación pública, de religión, de bellas artes, y el de las leyes con el sistema de los industriales; que consistía en hallar el medio para que los sabios, los teólogos, artistas, legistas, militares y los rentistas más capacitados colaborasen en el establecimiento del sistema social más ventajoso para la producción y el más satisfactorio para los productores.

(Nombra a Comte como su discípulo)

“Se expresa con facilidad lo concebido con claridad”: luego de 45 años considera que se pueden exponer con claridad las ideas.

Desde el siglo XV el sistema feudal se ha ido desorganizando; el sistema industrial se ha organizado sucesivamente desde el mismo momento. Una buena conducta por parte de los jefes de los industriales bastará para establecer el sistema industrial y para hacer que la sociedad abandone el edificio feudal habitado por nuestros antepasados. Una vez organizados los parisinos, será más fácil la organización francesa y europea, en partidos políticos los industriales deben organizarse así se anulará al sistema feudal. El gobierno no podrá oponerse porque son pacíficos y no deben confundirse con liberales, la opinión pública es la reina del mundo y ellos son mayoría.

Resumen: es evidente que el régimen industrial es aquel que puede procurar a los hombres la mayor suma de libertad general e individual, asegurando a la sociedad tranquilidad. Tampoco puede pasarse rutinariamente del régimen feudal al industrial pues son radicalmente distintos incluso opuestos. El primero establece la mayor desigualdad posible, separándolos en dos clases, gobernantes y gobernados, haciendo hereditario el derecho de gobernar y transmitiendo de padres a hijos la obligación de obedecer.

El sistema industrial está fundado sobre la igualdad perfecta; se opone al establecimiento de todo derecho de nacimiento y privilegios. La moral humana y divina llama a poner esto en práctica. El cambio no es en relación a la realeza sino que tiende a otorgar al rey más tranquilidad y felicidad positiva, el rey será el primer industrial de su reino.

Critica la constitución inglesa.

Quien pregunta nombra el Espíritu de las Leyes de Montesquieu y dice que esos 3 tipos de gobierno son los únicos inventados: despótico, aristocrático y democrático. En la constitución inglesa se combinan las 3 formas, dice que es la mejor.

Saint Simon le dice que es bastarda. Dice que la especie humana ha sido llamada a vivir en sociedad, al principio bajo el régimen gubernamental o militar para ser destinada al industrial o administrativo tras los progresos de las ciencias positivas y de la industria. Largo proceso del sistema militar al pacífico.

Dice que la nación inglesa se halla en problemas en política interior y exterior esto lleva el tránsito al sistema industrial.

(Se produce una discusión entre ellos sobre el sistema inglés, quien entrevista lo defiende al sistema).

Saint Simon dice:

1.Inglaterra no tiene constitución, porque constitución es una combinación de la organización social, por medio de la cual todas las instituciones políticas de una nación derivan de un mismo principio y dirigen las fuerzas nacionales hacia un mismo fin, mientras que las instituciones sociales inglesas son de dos naturalezas distintas, las cuales dirigen las fuerzas nacionales de este pueblo hacia dos fines opuestos.

2.La constitución inglesa no debe ser modelo para Francia.

3.La crisis tanto en Francia como en Inglaterra acabará por establecer el sistema industrial, sino las que parecen ser mejores acabarán en la barbarie.

Le pide el que pregunta que refute a Montesquieu para justificar la empresa que propone. Saint le dice que él escribió hace muchísimo, que no es actual su estudio.

La Revolución francesa no tuvo lugar hasta casi pasado un siglo de la inglesa, necesariamente la francesa debe dar por resultado una mejoría de la inglesa. Considera un error admirar la política inglesa.

Lo que debe ser perfeccionado en Francia es la institución de la realeza. En Inglaterra debe ser reconstituida la dignidad de los pares. En Francia la realeza debe revestirse del carácter industrial y abandonar el feudal; mientras que en Inglaterra, antes que cualquier otra institución, es la dignidad de los pares la que debe despojarse enteramente del carácter feudal, para adoptar la marcha industrial.

Francia toma el ejemplo de Inglaterra, hecho demostrado en la acción de sus partidos.

“Todos los pueblos de la Tierra tienden a ir hacia el mismo fin; este fin hacia el cual tienden es el de pasar desde el régimen gubernamental, FEUDAL y MILITAR, al régimen administrativo, INDUSTRIAL y PACÍFICO, dicho de otra forma a desembarazarse de las instituciones cuya utilidad es indirecta, para establecer aquellas que sirvan directamente al bien común, las cuales siempre derramarán en provecho de la mayoría contra los intereses particulares.

Las naciones más alejadas a dicho fin son hoy en día la francesa e inglesa, el resto de los pueblos europeos se han acercado.

Será la clase industrial quien provoque el cambio y el rey quien lo revista legalmente.

Se le pregunta qué lenguaje emplearán los industriales con el rey, bajo qué forma le presentarán sus ideas. Les responde que a través de un placet: (escribe todos los placet).

Dice que todos los franceses cuya importancia o existencia depende de los éxitos que obtienen en los trabajos industriales que les ocupan; es decir, debe ser firmado por más de 25 millones de franceses.

Resumen:

1.Que la especie humana siempre ha tendido hacia la meta del establecimiento político del sistema industrial.

2.Cada pueblo ha seguido un camino distinto y ha adoptado una marcha particular para alcanzar dicha meta.

3.Las naciones francesa e inglesa son las más próximas a la meta: La inglesa más cerca que la francesa pero no es más que una ilusión porque la francesa está más cerca.

4.En Francia un decreto bastaría para establecer el régimen industrial y esto sería alcanzado si se le suplicase al rey que es por la tranquilidad y prosperidad nacional.

5.Cuando Francia lo haya hecho Inglaterra no tardará en imitarla.

6.Una vez establecido en ambos, la crisis habrá concluido.
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Poder y Conducta Socialista

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Disquisiciones sobre el poder estatal, la conducta revolucionaria y el proceso de construcción del Socialismo.

1. El propósito de tomar el poder del Estado y mantenerlo, para un revolucionario socialista, es el de posibilitar o habilitar el desarrollo de las fuerzas productivas, en beneficio de toda la sociedad.

2. El propósito de tomar el poder estatal para un revolucionario socialista, no es el sustituir al político reaccionario burgués en el uso y abuso de los recursos del Estado en beneficio personal o familiar, en el uso y abuso de los mecanismos del Estado para dar empleo a parientes y amigos, sin idoneidad y méritos para desempeñar los trabajos y desplazando a quienes los merecen por compromiso revolucionario, trayectoria y calificación.

3. Son ajenos a la finalidad del socialismo el robo, la malversación, la corrupción, el nepotismo, el compadrazgo y el amiguismo, el menosprecio a la labor del Partido y la deformación de la labor del Partido para ser dirigida a sostener o alcanzar poderes temporales en el gobierno desconectado de una conducta de servicio a la población.

4. Es una desviación de la finalidad de la construcción de una sociedad fundamentada en los méritos y la calificación del trabajo la tolerancia y participación en los vicios de la política burguesa, apartando al Partido de su finalidad esencial que es construir una sociedad en la que el status social se logre sobre la base de los méritos y la idoneidad en el trabajo productivo y no en la explotación del trabajo.

5. La deformación de la finalidad del Partido se observa cuando no se notan cambios sensibles en el desarrollo económico, en la elevación de los niveles de empleo y de vida material de la población. Cuando los niveles de pobreza aumentan.

6. También la deformación de la finalidad del Partido se observa cuando persisten vicios burocráticos de la política burguesa en las instituciones: impunidad para los corruptos; trámites burocráticos que castigan con multas, "mordidas" y robo del dinero del pueblo, como ocurre con los pensionados en muchas partes del mundo.

7. Se distorsiona el rumbo al Socialismo cuando existen privilegios desmedidos para los funcionarios. Uso del dinero del pueblo como si se tratara de un barril sin fondo en vehículos lujosos, personal de “seguridad”, viajes innecesarios, comidas refinadas, licor, recepciones, ropa, "guilindujes" y todo tipo de bisutería que fomenta la vanidad.

8. Se obstruye la finalidad socialista, cuando se falla en la priorización de la reforma del Estado para el servicio del pueblo y la política se convierte en un mundo de cócteles, hoteles y moteles.

9. Si diluye el ejemplo como factor de impulso revolucionario, cuando existen apremiantes necesidades de la población y se concentra la atención en la inauguración de obras cosméticas.

10. Se debilita la imagen del luchador por el socialismo, del reformador social, cuando el poder estatal se convierte en un medio para obtener permanentemente recursos que sostienen gustos superficiales y la preocupación principal no son las necesidades de la población sino si la corbata va a coincidir con el color del traje, si va a llegar la estilista a peinar o el diseñador de modas a establecer el atuendo, si el tipo de loción será el adecuado para la ocasión.

11. Otra forma de distorsión de la finalidad de construcción ética del funcionario con ideas socialistas y de la construcción de una sociedad socialista, es la falta de cumplimiento al programa de gobierno, a las promesas reales de campaña.

12. Es una deformación del principio socialista de decirle la verdad al pueblo, la aceptación de la demagogia, del acto de mentirle al pueblo, como recurso para hacer política.

13. Prometer cosas que son irrealizables o que se tiene el propósito de negociar para que no se realicen en perjuicio del pueblo. Hacer esto concientemente y creer que se es un “político listo e inteligente” cuando en realidad se es un demagogo, como la casi totalidad de los políticos burgueses, que se vanaglorian de sus “habilidades” discursivas engañosas.

14. Estas son algunas formas de distanciarse de la finalidad de la construcción de una sociedad que se base en el principio del trabajo, “de cada quien según su trabajo, a cada cual según su capacidad”, que es el eje de construcción de una sociedad socialista.

EH 12
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17.2.12

Marx: Yo no soy marxista

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Las negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

¿Por qué Marx dijo: Yo no soy marxista?
Autor: Javier Biardeau R.
Fecha de publicación: 19/01/10
Tomado de: http://www.aporrea.org/ideologia/a93626.html

Es poco conocido que, en vista de la enorme acumulación de disparates e imposturas que, ya a partir de 1870, empezaban a hacerse y decirse en nombre del “marxismo”, el propio Marx decidió desmarcarse y sentenciar con contundencia: «tout ce que je sais, c'est que je ne suis pas marxiste» (lo único que sé es que yo no soy marxista). Pero la ironía de la historia es que Marx no logró impedir que se siguieran acumulando disparates ni imposturas en su nombre, obviamente luego de su muerte en 1883.

Sin duda, para saber si se aproximan o no a las prácticas socialistas revolucionarias que prefiguraba el pensamiento marxiano, algunas acciones, discursos o políticas del llamado “Socialismo de, en, o para el siglo XXI”, será necesario seguir al pie de la letra, no un trazo filológico o hermenéutico, sino colocar por delante aquella sentencia:

“Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida”. (Marx-Engels: La ideología Alemana).

Y en términos de políticas de Estado y su relación con las estructuras de clase, analizar con precisión que:

“La observación empírica tiene necesariamente que poner de relieve en cada caso concreto, empíricamente y sin ninguna clase de embaucamiento y especulación, la relación existente entre la estructura social y política, y la producción. La estructura social y el Estado brotan constantemente del proceso de vida de determinados individuos; pero de estos individuos, no como puedan presentarse ante la imaginación propia o ajena, sino tal y como realmente son; es decir, tal y como actúan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados límites, premisas y condiciones materiales, independientes de su voluntad”. (Marx-Engels: La ideología Alemana)

Experimentamos tiempos de interpretaciones polémicas, abiertas y libertarias. Tiempos de hermenéuticas críticas, de deconstrucciones, de semióticas vinculantes, de pensamiento crítico socialista, como base de posturas reflexivas en momentos de crisis de la modernidad occidental, del capitalismo neoliberal, del fundamentalismo de mercado, del modelo de democracia tutelada por el imperio, de sus certezas amalgamadas.

La evidencia polémica indica que tampoco es tiempo de dogmatismos estériles, de seguidismos ideológicos, de “calcos y copias”, de simples replicas o imitaciones de un pensamiento que se correspondió tal vez, a un determinado ciclo de luchas por el socialismo (ortodoxia bolchevique), a sus inventarios e inercias históricas, pero que sencillamente ha colapsado junto a la implosión del socialismo real.

Nuevos ciclos de lucha para revoluciones sociales y políticas, si quieren ser radicales, no pueden estar acompañadas de una profunda regresión o estancamiento en el terreno del “pensamiento crítico”, en lo “teórico”, en lo ideológico, en la “epistemología” o en la “gnoseología”. No es con guiones de manuales del “comunismo científico”, que podrán reimpulsarse las rupturas necesarias en cada uno de los eslabones de las cadenas de la dominación social, en todas sus manifestaciones en la existencia social: explotación económica, coerción política, hegemonía ideológica, exclusión social y negación cultural.

Se requiere una renovación del pensamiento crítico socialista, una plataforma teórica revolucionaria, una red de nodos de pensamientos insurgentes y saberes contra-hegemónicos, de teorías contra-sistémicas que al menos conserven algunos de los espíritus de emancipación radical de Marx y Engels.

Pero no basta autodefinirse, entonces, en las actuales circunstancias como “marxista”, como asimiladores de las “verdades universales” del “socialismo científico”, después de comprender lo que significó para Marx decir que “yo no soy marxista”, despúes de lo que puede significar el marxismo crítico en una época posracionalista, posmetafisica y poscientífica.

Tampoco basta una profundización del sentido de esta críptica declaración, pues hay que reconocer en el campo de las izquierdas de diferentes tradiciones y corrientes del marxismo, desde las más autonomistas, heterodoxas, críticas, abiertas y libertarias, hasta las más reaccionarias, burocráticas, dogmáticas y despóticas. Digámoslo con claridad: solo podemos hablar de la multiplicidad de marxismo(s). Esto entraña una pregunta pertinente: ¿Desde cuál marxismo me habla quien afirme hoy: "Asumo el marxismo"?

Engels le comentó en carta a Bloch (1890):

“Desgraciadamente, ocurre con harta frecuencia que se cree haber entendido totalmente y que se puede manejar sin más una nueva teoría por el mero hecho de haberse asimilado, y no siempre exactamente, sus tesis fundamentales. De este reproche no se hallan exentos muchos de los nuevos «marxistas» y así se explican muchas de las cosas peregrinas que han aportado...”

Se refería Engels en esta carta al reduccionismo económico y mecanicismo de muchos “nuevos marxistas”(los que hablaban de infraestructuras y superestructuras como si fuesen campos separados), que pretenden encontrar una suerte de dogma infalible en vez de asumir los problemas de un sistema teórico abierto, en permanente construcción de sus matrices conceptuales, sometido al rigor de la consistencia de sus metodologías, y sin dejar de lado la contrastación de sus proposiciones con los fenómenos, procesos y tendencias de la realidad histórica, política, económica y social.

Engels apuntaba no solo a criticar a quienes “cacarean” las “tesis fundamentales”, sino a comprender en profundidad la complejidad de una auténtica revolución teórica inconclusa, un programa de investigación-acción de alcance revolucionario, como “momento teórico” inmanente a la praxis revolucionaria, que desbordaba las convencionales consideraciones de la filosofía o la ciencia académica; es decir, del episteme dominante en el capitalismo moderno europeo en el siglo XIX.

Y como momento de la actividad teórica crítica, se trataba de una postulación abierta, revisable, debatible, en constante restructuración y renovación. No se trataba de dogmas, entonces. Se trataba de una dialéctica revolucionaria sin dogmatismos. De la conjunción de una concepción materialista de la historia, de una crítica a la economía política burguesa y del despliegue del método dialectico, algo muy distinto a la simplificación del “materialismo histórico” y del “materialismo dialéctico” (DIAMAT/HISMAT).

Por tanto, será necesario referirse polémicamente a algunos elementos sustantivos, en tiempos de “aligeramiento de los fundamentos” de aquella concepción, para cuestionar que sea el modelo de socialismo burocrático-despótico, la vía de construcción del socialismo en el siglo XXI.

Por ejemplo, Marx planteaba un imperativo ético-político en su crítica a la filosofía del derecho de Hegel, que prefiguraba su posición crítica frente a la civilización del Capital:

“Subvertir todas las relaciones sociales en las cuales el ser humano es un ser envilecido, humillado, abandonado, despreciable” (Marx: Crítica a la filosofía del derecho de Hegel).

Voluntad subversiva, humanismo revolucionario. De allí parte la crítica radical de Marx a la civilización del Capital: “Radikal sein ist die Sache an der Wurzel fassen. Die Wurzel für den Menschen ist aber der Mensch selbst.”. “Ser radical es tomar el asunto de raíz. Pero, la raíz para el hombre es el hombre mismo”. (Marx: Crítica a la filosofía del derecho de Hegel)

Una de los peores desvaríos de los “nuevos marxistas” fue el de asimilar acríticamente la versión del “Marx joven” y el “Marx viejo”, del “Marx ideológico” y del “Marx científico”. Una separación de campos, que opacaba la multiplicidad de la obra crítica y abierta de Marx, que devenía en interpretación codificada, no solo en una “lectura sintomal”, que pretendía convertirse en clave de bóveda de la literalidad esencial del pensamiento de Marx.

Hoy sabemos que ya no existe aquella “metafísica de la presencia” en el acto interpretativo, que hay múltiples estratos de significación y contextos de uso en la cadena discursiva, en la riqueza de la obra abierta y crítica de Marx. En fin, que el territorio del pensamiento de Marx es aún una vasta e inexplorada extensión a ser cartografiada desde diferentes marcos interpretativos, pero no acuartelada y amurallada por un dogma, que es en el fondo un revisionismo simplificador y tramposo.

Quién hable desde el dogma se descalifica de entrada. Hay corrientes del marxismo, no una ni dos, sino múltiples lecturas de Marx. Ya no hay aparato político, estatal o académico que asegure tener la única versión del marxismo, que asegure un “orden del discurso” exclusivo para la obra marxiana.

Lo que existe es una polémica dialógica entre corrientes y tradiciones marxistas, una diversidad de horizontes de comprensión del pensamiento marxiano, con inevitables consecuencias en el campo político-estratégico.

Por tal razón, habrá que recordar que:
“Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa.” (Marx-Engels: Manifiesto del Partido Comunista)
El movimiento proletario es un “movimiento autónomo”, en primer lugar, no es un “movimiento heterónomo”, guiado desde afuera y desde arriba por otras grupos, sectores y clases, por los intelectuales orgánicos del Capital o de la burocracia estatal.

Es además el movimiento de una inmensa mayoría, de un bloque social de explotados y oprimidos, en función de los intereses de la “mayoría inmensa”. Se trata del movimiento autónomo de la multitud.

No hay pues compatibilidad alguna entre el imaginario jacobino-blanquista y el imaginario marxiano. Marx no planteó revoluciones de “minorías conspirativas”, o “revoluciones desde arriba”. Allí hay una disyunción entre Lenin y Marx, y entre toda la ortodoxia soviética y Marx, por más acrobacias que realice la escatología “marxista-leninista ortodoxa”.

Ni la autoridad intelectual de Bujarin, ni el despotismo de Stalin, sirven ya para engañarnos. La revolución marxiana fue desde entonces una revolución democrática y socialista de multitudes. Sin este atributo deja de ser consistente con el pensamiento marxiano. Por tanto, nada de veneraciones supersticiosas al Estado, a su maquinaria burocrática, a sus funcionarios y capas administrativas, con sus propios intereses:
“La libertad consiste en convertir al Estado de órgano que está por encima de la sociedad en un órgano completamente subordinado a ella”. (Marx: Critica al programa de Gotha)
No hay Estadolatría posible en el pensamiento marxiano. El Estado es un órgano que debe estar subordinado en todo momento y circunstancia a los intereses de la nueva sociedad naciente en el proceso de transición al socialismo:

“Esta labor de destrucción del viejo Poder estatal y de su reemplazo por otro nuevo y verdaderamente democrático es descrita con todo detalle en el capítulo tercero de La Guerra Civil.”. (Engels: prologo a la Guerra civil en Francia)

El Estado de transición debe ser nuevo y verdaderamente democrático, devenir semi-estado hasta transformarse en una asociación de hombres y mujeres libres.

Continúa Engels: “Sin embargo, era necesario detenerse a examinar aquí brevemente algunos de los rasgos de este reemplazo por ser precisamente en Alemania donde la fe supersticiosa en el Estado se ha trasladado del campo filosófico a la conciencia general de la burguesía e incluso a la de muchos obreros. Según la concepción filosófica, el Estado es la "realización de la idea", o esa, traducido al lenguaje filosófico, el reino de Dios en la tierra, el campo en que se hacen o deben hacerse realidad la verdad y la justicia eternas. De aquí nace una veneración supersticiosa hacia el Estado y hacia todo lo que con él se relaciona, veneración que va arraigando más fácilmente en la medida en que la gente se acostumbra desde la infancia a pensar que los asuntos e intereses comunes a toda la sociedad no pueden ser mirados de manera distinta a como han sido mirados hasta aquí, es decir, a través del Estado y de sus bien retribuidos funcionarios. Y la gente cree haber dado un paso enormemente audaz con librarse de la fe en la monarquía hereditaria y jurar por la República democrática. En realidad, el Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase por otra, lo mismo en la República democrática que bajo la monarquía; y en el mejor de los casos, un mal que el proletariado hereda luego que triunfa en su lucha por la dominación de clase.”

Queda claro, que los promotores de la veneración supersticiosa del Estado quedan muy mal parados en este texto, el Estado no es el “reino de Dios en la tierra”, ni el campo donde se hacen realidad ni la verdad ni la justicia. La “gente se acostumbra”, como decía también Etienne de la Botie en el “discurso de la servidumbre voluntaria”, a pensar que los "asuntos comunes” no puedan ser mirados de manera distinta que a través del Estado y sus funcionarios. Pero los asuntos comunes, la experiencia de lo común, los territorios existenciales del comunismo democrático no son asuntos predominantemente estatales. La experiencia de lo común, sus territorios existenciales, desbordan cualquier encuadramiento estatista:

“El proletariado victorioso, tal como hizo la Comuna, no podrá por menos de amputar inmediatamente los peores lados de este mal, hasta que una generación futura, educada en condiciones sociales nuevas y libres, pueda deshacerse de todo ese trasto viejo del Estado.” (Marx: La guerra civil en Francia)

Habrá ciertamente para Marx y Engels, un Estado radicalmente democrático de transición, que amputara los peores lados de esta mal
(El Estado, estimados es un mal necesario en las primeras fases, pero es un mal).
Así como los seres humanos dependen de las circunstancias sociales, históricas y culturales, la praxis revolucionaria puede y debe transformar estas circunstancias, debe amputar inmediatamente los peores lados de este mal, sobre todo el lado despótico del Estado.

No basta leer a Marx y Engels, a través del filtro de Lenin o de cualquier ortodoxia soviética, hay que prácticamente sumergirse en las aguas del pensamiento de los clásicos, antes de someterse a las lecturas de las corrientes, sean socialdemocratas reformistas o marxista-leninistas ortodoxas.

Para deshacerse del trasto viejo del Estado, nuevas generaciones tendrán que educarse en condiciones nuevas y libres. No será con una educación para la servidumbre al Estado, para la sumisión ideológica al Estado, en condiciones donde no impere la más amplia libertad, que se podrá deshacerse del "trasto viejo del Estado", y así mismo, de la Estadolatría.

“Tan pronto como, en el transcurso del tiempo, hayan desaparecido las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de la sociedad, el Estado perderá todo carácter político. El Poder político no es, en rigor, más que el poder organizado de una clase para la opresión de la otra. El proletariado se ve forzado a organizarse como clase para luchar contra la burguesía; la revolución le lleva al Poder; mas tan pronto como desde él, como clase gobernante, derribe por la fuerza el régimen vigente de producción, con éste hará desaparecer las condiciones que determinan el antagonismo de clases, las clases mismas, y, por tanto, su propia soberanía como tal clase. Y a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, sustituirá una asociación en que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos." (Marx-Engels: Manifiesto del Partido Comunista)
La producción, entonces, estará concentrada en manos de la sociedad, será propiedad socializada, no estatizada.
Y para que esta condición sea cumplida, el proletariado debe ser “clase gobernante”, no clase espectadora o mediatizada, clase representada o sometida, en fín clase que deviene clase gobernante del órgano del Estado, de un Estado radicalmente democratizado, que impulse la transformación de la sociedad burguesa, de su régimen de producción, de las condiciones socio-genéticas del antagonismo de clase, para sustituirla por una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos.

Se trata nada mas y nada menos que de una comunidad de hombres y mujeres libres, no de un Estado totopoderoso que administra los intereses comunes en nombre de la asociación.
El Estado es el órgano subordinado, no el órgano subordinante.
En otro texto Engels agrega:

“La propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas no es solución del conflicto, pero alberga ya en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución. Esta solución sólo puede estar en reconocer de un modo efectivo el carácter social de las fuerzas productivas modernas y por lo tanto en armonizar el modo de producción, de apropiación y de cambio con el carácter social de los medios de producción. Para esto, no hay más que un camino: que la sociedad, abiertamente y sin rodeos, tome posesión de esas fuerzas productivas, que ya no admite otra dirección que la suya.”

La estatización puede ser una medida transitoria de una fase transitoria, pero es incompleta e incluso una falsa solución del conflicto, si abandona el horizonte de la socialización económica y política, de la crítica radical a los estados de dominación económica y política. Es la sociedad la que debe tomar sin rodeos, posesión efectiva de las fuerzas productivas, otorgándole una dirección al modo de producción, apropiación y cambio.
Se trata como veremos de la planificación social, no de la planificación estatal en sentido estricto:
“Haciéndolo así, el carácter social de los medios de producción y de los productos, que hoy se vuelve contra los mismos productores, rompiendo periódicamente los cauces del modo de producción y de cambio, y que sólo puede imponerse con una fuerza y eficacia tan destructoras como el impulso ciego de las leyes naturales, será puesto en vigor con plena conciencia por los productores y se convertirá, de causa constante de perturbaciones y de cataclismos periódicos, en la palanca más poderosa de la producción misma.” (Engels: Del socialismo utópico al socialismo científico)

La planificación social se hace con plena conciencia de los productores directos; es decir, con conocimiento de condiciones y causas de los procesos y tendencias económico-políticas, con la intervención decisiva de los trabajadores, no con la planificación de los burócratas como presuntos representantes del interés general.

El proletariado es no sólo "clase gobernante" en el poder político, sino "clase gobernante" en el terreno del poder económico, pués como dirá Gramsci, la hegemonía nace en la fábrica. La palanca de la producción estará en manos de una mayoría inmensa en favor de la inmensa mayoría.Se trata entonces de democracia económica y social, de planificación democrática de los trabajadores y consumidores.

Continúa Engels:

“Las fuerzas activas de la sociedad obran, mientras no las conocemos y contamos con ellas, exactamente lo mismo que las fuerzas de la naturaleza: de un modo ciego, violento, destructor. Pero, una vez conocidas, tan pronto como se ha sabido comprender su acción, su tendencia y sus efectos, en nuestras manos está el supeditarlas cada vez más de lleno a nuestra voluntad y alcanzar por medio de ellas los fines propuestos. Tal es lo que ocurre, muy señaladamente, con las gigantescas fuerzas modernas de producción. Mientras nos resistamos obstinadamente a comprender su naturaleza y su carácter -y a esta comprensión se oponen el modo capitalista de producción y sus defensores-, estas fuerzas actuarán a pesar de nosotros, contra nosotros, y nos dominarán, como hemos puesto bien de relieve. En cambio, tan pronto como penetremos en su naturaleza, esas fuerzas, puestas en manos de los productores asociados, se convertirán, de tiranos demoníacos, en sumisas servidoras."

En manos de los productores libremente asociados, con conciencia y conocimiento de la acción, tendencia y efectos, comprendiendo la naturaleza y carácter de las modernas fuerzas de producción, es posible transformar el sistema económico capitalista para hacer de sus fuerzas económicas no “tiranos demoniacos”, sino “sumisas servidoras”.

Esto implica una doble apropiación por parte de los productores libremente asociados: apropiación social y política de las fuerzas productivas, pero además apropiación científico-técnica, del saber-conocimiento previamente expropiado por los gestores y administradores delegados por el despotismo del capital.

Lucha por la apropiación del conocimiento, por el saber experto para la gestión de las fuerzas productivas, por parte de las clases trabajadoras, para participar en la dirección de las fuerzas económicas a través de la planificación social. Ruptura de la división despótica del trabajo, nueva cooperación social en el trabajo.

“Es la misma diferencia que hay entre el poder destructor de la electricidad en los rayos de la tormenta y la electricidad sujeta en el telégrafo y en el arco voltaico; la diferencia que hay entre el incendio y el fuego puesto al servicio del hombre. El día en que las fuerzas productivas de la sociedad moderna se sometan al régimen congruente con su naturaleza, por fin conocida, la anarquía social de la producción dejará el puesto a una reglamentación colectiva y organizada de la producción acorde con las necesidades de la sociedad y de cada individuo. Y el régimen capitalista de apropiación, en que el producto esclaviza primero a quien lo crea y luego a quien se lo apropia, será sustituido por el régimen de apropiación del producto que el carácter de los modernos medios de producción está reclamando: de una parte, apropiación directamente social, como medio para mantener y ampliar la producción; de otra parte, apropiación directamente individual, como medio de vida y de disfrute.”

Aquí Engels es más claro que todos los burócratas del socialismo real: reglamentación colectiva y organizada de la producción de acuerdo a las necesidades de la sociedad, y, ¡oh sorpresa!, de acuerdo a las necesidades de cada individuo. La ampliación de la producción es necesaria en el proceso de apropiación social; es decir, aumentar la productividad de medios de vida y de disfrute para asegurar, la apropiación directamente individual, como medio de vida y de disfrute.

"De cada quien de acuerdo a sus necesidades, de cada cual de acuerdo a sus capacidades" (sentencia que fue originaria de Louis Blanc, y no de Marx o Engels) debe ser conjugada entonces, con la cuestión de la planificación social de los productores libremente asociados (no con la mera planificación de la burocracia del estado), lo que implica, que "el libre desarrollo de cada uno sea condición del libre desarrollo de todos".
Una visión, por tanto, completamente democrática y libertaria de la planificación social, que desborda cualquier imaginario estatista-despótico, que impida la implicación e intervención directa de los productores directos en la dirección de las fuerzas económicas:

“El modo capitalista de producción, al convertir más y más en proletarios a la inmensa mayoría de los individuos de cada país, crea la fuerza que, si no quiere perecer, está obligada a hacer esa revolución. Y, al forzar cada vez más la conversión en propiedad del Estado de los grandes medios socializados de producción, señala ya por sí mismo el camino por el que esa revolución ha de producirse. El proletariado toma en sus manos el poder del Estado y comienza por convertir los medios de producción en propiedad del Estado.”

Para Engels, a diferencia del imaginario jacobino-blanquista o del imaginario burocrático, la condición de posibilidad de la conversión en propiedad del Estado de los grandes medios socializados de producción, es que el proletariado sea efectivamente “clase gobernante”.

El problema del poder político de clase está directamente vinculado al poder económico, para comprender el camino por la que una revolución democrática y socialista ha de producirse, en el horizonte de destruir la estrecha concepción corporativa o particular de soberanía en tanto clase, para abolir las condiciones del antagonismo de clase. Veamos:

“Pero con este mismo acto se destruye a sí mismo como proletariado, y destruye toda diferencia y todo antagonismo de clases, y con ello mismo, el Estado como tal (Engels lo dice con claridad, no es que espera a que se extinga el Estado, sino que destruye el Estado en cuanto tal). La sociedad, que se había movido hasta el presente entre antagonismos de clase, ha necesitado del Estado o sea, de una organización de la correspondiente clase explotadora para mantener las condiciones exteriores de producción, y, por tanto, particularmente, para mantener por la fuerza a la clase explotada en las condiciones de opresión (la esclavitud, la servidumbre o el vasallaje y el trabajo asalariado), determinadas por el modo de producción existente.”

El Estado de clase mantiene las condiciones exteriores de la producción, para mantener por la fuerza a la clase explotada en las condiciones de la opresión; en el caso del capitalismo, bajo el "trabajo asalariado". Patrono público o privado es patrono explotador. Para Engels, todas las ficciones jurídicas del “contrato libre” se vienen abajo, cuando comprendemos que las normas jurídicas requieren de la existencia del Estado para mantener su vigencia y eficacia, bajo el uso de la coacción organizada de clase.

La norma jurídica del “contrato libre” depende para su vigencia de la fuerza pública del Estado. Es el Estado burgués quien asegura la legislación laboral y las condiciones de opresión, mediante el uso o amenaza de uso de la violencia legal. Para Engels, las llamadas superestructuras intervienen eficazmente en las infraestructuras (Como aparece claramente en la carta a Bloch y en otros documentos):

“El Estado era el representante oficial de toda la sociedad, su síntesis en un cuerpo social visible; pero lo era sólo como Estado de la clase que en su época representaba a toda la sociedad: en la antigüedad era el Estado de los ciudadanos esclavistas; en la Edad Media el de la nobleza feudal; en nuestros tiempos es el de la burguesía. Cuando el Estado se convierta finalmente en representante efectivo de toda la sociedad será por sí mismo superfluo. Cuando ya no exista ninguna clase social a la que haya que mantener sometida; cuando desaparezcan, junto con la dominación de clase, junto con la lucha por la existencia individual, engendrada por la actual anarquía de la producción, los choques y los excesos resultantes de esto, no habrá ya nada que reprimir ni hará falta, por tanto, esa fuerza especial de represión que es el Estado. El primer acto en que el Estado se manifiesta efectivamente como representante de toda la sociedad: la toma de posesión de los medios de producción en nombre de la sociedad, es a la par su último acto independiente como Estado. La intervención de la autoridad del Estado en las relaciones sociales se hará superflua en un campo tras otro de la vida social y cesará por sí misma. El gobierno sobre las personas es sustituido por la administración de las cosas y por la dirección de los procesos de producción. El Estado no es «abolido»; se extingue. Partiendo de esto es como hay que juzgar el valor de esa frase del Estado popular libre en lo que toca a su justificación provisional como consigna de agitación y en lo que se refiere a su falta de fundamento científico. Partiendo de esto es también como debe ser considerada la reivindicación de los llamados anarquistas de que el Estado sea abolido de la noche a la mañana.”. (Engels: del socialismo utópico al Socialismo científico)

El Estado ni la revolución se hacen por decreto. Seria interesante desentrañar frente a estos enunciados cómo algunas corrientes aparentemente marxistas, se convirtieron en una suerte de filosofastros del Estado, en defensores de la permanente intervención de la autoridad represiva del Estado en las relaciones sociales, llevando al paroxismo el “gobierno sobre las personas”, el despotismo generalizado.

Habrá que recordarles siempre que se trata de un órgano subordinado a la sociedad, que debe ser radicalmente democrático aún el las fases de transición, y que depende enteramente del control de "la inmensa mayoría para el interés de la mayoría inmensa" de sus instrumentos administrativos, de planificación y políticos. Sin Estado radicalmente democrático, sin socialización del poder, sin autogobierno de masas, no hay revolución socialista alguna.

La conclusión provisional es sencilla: los promotores del Socialismo de Estado, del Socialismo Burocrático-Despótico podrán autodenominarse “marxistas”, pero a la luz del pensamiento marxiano, se comprende por qué Engels crítica a los llamados “nuevos marxistas”, y por qué Marx llegó a decir: “Yo no soy marxista”.

jbiardeau@gmail.com
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