"Estos dos grandes descubrimientos: la concepción materialista de la historia y la revelación del secreto de la producción capitalista, mediante la plusvalía, se los debemos a Marx. Gracias a ellos, el socialismo se convierte en una ciencia, que sólo nos queda por desarrollar en todos sus detalles y concatenaciones." Federico Engels, Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico.

2.10.08

Concepto de Socioeconomía

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La Socioeconomía a nuestro juicio sintetiza dos ramas de la Ciencia Social: la Economía y la Sociología. La Economía como sabemos es Economía Política, la Ciencia que estudia los intereses económicos de las clases sociales y sus relaciones con el Estado, con el poder. La Economía Política reducida simplemente a su expresión como Economía por la teoría marginalista no ha cambiado sino que ha reforzado su contenido político desnudando los intereses económicos que se esconden en la teoría subjetiva del valor. Incluso Keynes que inicia con el subjetivismo de la propensión marginal a consumir su análisis de la demanda agregada termina señalando la importancia del papel del Estado, es decir de la política económica en el fomento determinante del crecimiento económico. Hasta los neoliberales tienen en el Estado un ser viviente constantemente presente, la raíz de sus dolores de cabeza y por lo tanto de manera permanente adoptan posiciones políticas aunque traten de disfrazarlas de opiniones "técnicas".

Los intereses económicos son centrales. Desde Marx sabemos que son la esencia del comportamiento humano. De su comportamiento pacífico y violento, voluntario e involuntario. Pero no todo hecho social es un hecho económico, aunque se fundamente en éste último. Desde Saint Simon sabemos que los fenómenos sociales son como los fenómenos celestes, son física social. Y con Durkheim aprendimos reglas del método sociológico para tratar los hechos sociales como "cosas" con existencia propia.

Para nosotros la Socioeconomía es una rama de la Sociología y la Economía en construcción, que trata de la expresión en la multiplicidad de los hechos sociales de los hechos económicos. Los dos se interinfluyen pero el papel dominante lo tienen los hechos económicos.

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1.10.08

Elementos básicos de Economía Socialista

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Artículo que presenta una visión panorámica de los aspectos económicos centrales de la transición al socialismo, según el Ché Guevara. El Ché criticó la forma de construcción del socialismo en la URSS, mencionando, a tenor de este artículo, que existía un regreso al capitalismo debido a la Nueva Política Económica, NEP impulsada por Lenin, en un contexto de falta de incentivos materiales para elevar la producción en una debilitada economía. Para el Ché los incentivos materiales eran secundarios y lo primario eran los incentivos morales.

Nosotros nos quedamos, en el principio del trabajo, piedra angular del planteamiento socialista, en el hecho de que en el socialismo se logra el estatus social e individual basado en el principio de que el trabajo productivo, de bienes y servicios que generen riqueza material, base de la riqueza espiritual del ser humano; debe ser remunerado a partir de su calidad y de su cantidad.

En el socialismo hay diferencias sociales pero no están basadas en la explotación del ser humano, que parte de la propiedad privada de los medios fundamentales y estratégicos de la producción social, sino en el trabajo y capacidad para desempeñarlo, su complejidad científica y tecnológica, su destreza y habilidad requerida y desplegada, su riesgo, la cantidad y calidad de horas trabajadas y la necesidad y demanda social del bien o servicio que se produce. Esto conduce a diferencias muy claras en la remuneración material, en principio, aunada a la retribución moral propia y ajena.

El artículo puede verse en:

http://www.aporrea.org/trabajadores/a42544.html

El Ché y los debates sobre la transición al socialismo

Por: José Castillo*
Fecha de publicación: 14/10/07

Nota de aporrea: Se acaba de publicar un texto inédito del Ché. En ese texto, a 40 años de su muerte, el Ché aún tiene mucho que decirnos sobre el socialismo.

En la década del 60 Guevara afirmó, en su estilo directo y sin eufemismos, que en la URSS "se estaba regresando al capitalismo".

Y negó el mecanismo de mercado como palanca de un supuesto socialismo.

Por eso, no basta con mostrar su retrato o de colocarle su nombre a una escuela o a un núcleo de desarrollo endógeno es bueno hoy volver a leer y discutir lo que Guevara dijo hace más de 40 años.

La Editorial australiana Ocean Press acaba de publicar en español un texto inédito de Guevara: sus “Apuntes críticos a la Economía Política”, donde están sus páginas más punzantes de crítica a la Unión Soviética.

También se reeditó, por la misma editorial, “El gran debate” (publicados originalmente por Pasado y Presente en la década del 70), con los textos de la controversia sobre la economía cubana en 1963-64.

Se trata de materiales imprescindibles para comprender qué entendía el Che por el período de transición al socialismo y los riesgos de la restauración

El Che fue un crítico de la ex URSS

¿Qué es lo que llevó al Che, médico de formación y combatiente revolucionario por convicción, a adentrarse en los intrincados temas de la economía política en la transición al socialismo?

Todo comenzó, increíblemente, por un malentendido.

En una de las primeras reuniones del Consejo de Ministros, Fidel planteó el problema de que hay que hacerse cargo del Banco Central de Cuba, al que los batistianos en su huida han dejado sin un peso en el tesoro. “Necesitamos un economista”, dijo Fidel.

El Che, siempre dispuesto para todas las tareas, levanta la mano. Inmediatamente es nombrado en el cargo. Al final de la reunión, Fidel se le acerca y le dice, asombrado: “no sabía que eras economista”.

La respuesta del Che pasará a la historia: “lo que pasa es que escuché mal. Tu dijiste que necesitamos un economista, y yo escuché que necesitábamos un comunista y por eso me postulé”.

A partir de ese momento el Che tomará las tareas con la energía, dedicación y seriedad con que encaraba todo. Se pondrá a estudiar, saneará el Banco, y luego pasará al Ministerio de Industrias, puesto clave ya que se estaba en medio de las expropiaciones y las empresas iban cayendo, una a una, bajo su jurisdicción.

Será desde ese lugar donde el Che estudiará a fondo El Capital, primero en un seminario dictado para el Consejo de Ministros, con la presencia del propio Fidel Castro, y luego en otro que él organiza para sus colaboradores en su Ministerio.

Será en estas sesiones de estudio, coordinadas por un profesor enviado por los soviéticos, el español Anastasio Mansilla, donde el Che comenzará a cuestionar a viva voz muchos aspectos de lo que estaba sucediendo en la URSS.

El debate sobre la economía cubana

Pero las discusiones pronto bajarán directamente a la realidad cubana. En el marco de la sorda pugna donde los soviéticos buscaban “disciplinar” a la dirección castrista, dio comienzo una discusión acerca de cómo debería organizarse la economía cubana.

El debate se refería a cuatro cuestiones, dos bien prácticas –cómo organizar a las empresas industriales expropiadas, y cual era la importancia de los estímulos materiales en la construcción del socialismo-; y las otras dos más teóricas –el papel de la ley del valor en la época de transición, y si los bienes que producían las empresas expropiadas eran o no mercancías.

En líneas generales, los soviéticos estaban a favor de lo que se llamaba entonces “el cálculo económico”, donde siguiendo lo que se realizaba en esa época en la URSS se buscaba dar autonomía a cada empresa estatal para que comprara y vendiera a las otras, actuando como si fuera de hecho una empresa capitalista que tiene que maximizar sus ganancias en un mercado. Y, entonces, sus trabajadores debían ser recompensados según su productividad con estímulos materiales (primas en dinero).

El Che se horrorizaba ante esto: lo veía como un camino que llevaba de vuelta al capitalismo, y le oponía lo que llamaba “el sistema presupuestario de financiamiento” y los estímulos morales.

Consideraba que a la ley del valor se le oponía un principio opuesto, el Plan, y, sin negarse a la existencia de algún tipo de incentivo material, ponía énfasis en los incentivos morales y en un proceso revolucionario donde avance la conciencia de los trabajadores para construir el socialismo.

Todo comenzó con un artículo publicado en Cuba Socialista en noviembre de 1962 por el economista soviético Sergei Shurko titulado “El principio del interés material y la remuneración del trabajo en la URSS”.

Guevara le responde primero en un discurso pronunciado en la escuela para administradores rurales Patricio Lumumba. Pero el debate se endurece cuando interviene el Ministro de Comercio Exterior, Alberto Mora, con un artículo publicado en Comercio Exterior en junio de 1963 bajo el título de “En torno a la ley del valor en la economía cubana en los momentos actuales”. Mora critica a “algunos compañeros” (sin nombrarlos, pero refiriéndose claramente al Che) que sostienen que la Ley del Valor no funciona en el sector estatal de la economía.

El Che replica con su artículo “contribución al debate sobre la ley del valor” (Nuestra Industria, diciembre de 1963) y con su trabajo fundamental “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento” (Nuestra Industria, febrero de 1964).

El intercambio adquiere tal importancia que intervienen importantes personalidades extranjeras. Así, la respuesta al Che la escribe Charles Bettelheim, famoso economista vinculado al PC Francés (“Formas y métodos de la planificación socialista y nivel de desarrollo de las fuerzas productivas”, Cuba Socialista, abril de 1964).

La contrarrespuesta, a su vez, vendrá desde dos texto: “La planificación socialista, su significado” (Cuba Socialista, junio de 1964) escrito por el propio Guevara, y “Las categorías mercantiles en el período de transición” (Nuestra Industria, junio de 1964), del trotskista belga Ernst Mandel.

Como bien dice Nahuel Moreno en “Guevara: héroe y mártir de la revolución permanente”(La Verdad, octubre de 1967): “Como en todos sus análisis teóricos y políticos el Che tendía a pasar por alto los detalles, algunos aspectos de la realidad, el atraso de Cuba, de sus trabajadores, que exige que se dé gran importancia a los alicientes materiales.

De cualquier forma, su insistencia en la importancia de la planificación y centralización como motor del desarrollo socialista, como del progreso permanente de la conciencia revolucionaria de los alicientes morales de los trabajadores, era esencialmente correcto.

Con todos los errores teóricos y de detalles que se quisieran la posición del Che era la revolucionaria, la que apostaba al desarrollo de la conciencia revolucionaria de las masas cubanas y la de Mora la oportunista, estalinista, que quería apelar a métodos burgueses para lograr el desarrollo socialista.”

El discurso de Argel, y el “Manual”

El Che va lentamente comprendiendo que el “debate cubano” no era algo específico de la isla.

El lugar de la URSS en la “coexistencia pacífica” con el imperialismo, y sus acciones concretas con respecto a las revoluciones del Tercer Mundo, lo llevan a asumir posiciones cada vez más críticas. Es evidente que el año 1965 es el decisivo.

El 27 de febrero pronuncia su célebre “discurso de Argelia”, en la Conferencia de Países Afroasiáticos, donde acusa a la URSS de aprovecharse de los términos del intercambio del mercado mundial para comprar barato y vender caro a los países subdesarrollados y hace la velada crítica de que se le están retaceando armas a Vietnam en su lucha contra la invasión yanqui.

Entre fines de ese año y 1966 es que el Che critica duramente el “Manual de Economía Política” de la Academia de Ciencias de la URSS, llevando sus conclusiones hasta el punto de que con esas concepciones se terminaría restaurando el capitalismo.

Trotsky lo había anticipado en La Revolución Traicionada de 1936.

El Che, en 1965, con muchos menos elementos teóricos, “a los tropezones”, como el mismo decía, iba camino a sacar las mismas conclusiones. Hoy a más de 40 años de esos “apuntes” las reflexiones de Guevara sirven no sólo para leer en retrospectiva que pasó con la experiencia soviética, sino también como un “mentís” riguroso a los proyectos de “socialismo del siglo XXI con economía mixta” que circulan por nuestro continente, lamentablemente fogoneados por la misma dirección cubana que dio lugar a la victoria más importante del siglo XX para las masas latinoamericanas.

Un texto 41 años inédito

Orlando Borrego Díaz era un hombre de confianza del Che. A él le confía, al irse de Cuba, todos sus libros y papeles, entre ellos sus tres tomos de El Capital, en la edición del Fondo de Cultura Económica, con las anotaciones al margen del propio Guevara y la famosa dedicatoria: “Borrego: esta es la fuente, aquí aprendimos todos juntos, a tropezones, buscando lo que todavía es una intuición apenas”.

Borrego Díaz también recibió el famoso “Manual Soviético” subrayado por el Che en distintos colores y sus anotaciones críticas. ¿Por qué guardó ese texto bajo siete llaves? ¿por qué sale a la luz recién ahora que la URSS ya no existe y las afirmaciones del Che pierden la potencia de “pegar en caliente”?

Quizás la respuesta pueda empezar a buscarse un par de años después de este escrito, con el Che ya muerto en Bolivia y Borrego Díaz ascendiendo en el poder de un estado cubano apoyando la invasión soviética a Checoeslovaquia, que terminó con la “Primavera de Praga”.

J.C.

“Se está regresando al capitalismo”

“Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP) han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura; se está regresando al capitalismo.” (Apuntes críticos a la economía política, Ocean Press, 2006, página 31.)

J.C.

*El Socialista, Argentina
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Lenin: una biografía

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Biografía breve, pero concisa y muy completa, a nuestro juicio, que destaca elementos actualizados de la biografía de Lenin.

Las negrillas, separación de algunos párrafos, omisión de fotografías son nuestros para destacar elementos para efectos de análisis.


Tomado de:

http://es.wikipedia.org/wiki/Lenin

Vladímir Lenin (en ruso Ленин; Simbirsk, Rusia, 22 de abril de 1870 - Gorki, 21 de enero de 1924) seudónimo de Vladímir Ilich Uliánov (Владимир Ильич Ульянов), dirigente revolucionario ruso y líder bolchevique. Fue el primer presidente del Gobierno soviético (el Consejo de Comisarios del Pueblo) de la Unión Soviética, elegido en el II Congreso de los Soviets de diputados obreros y soldados de toda Rusia el 25 de octubre.

Fue autor de un conjunto teórico y práctico basado en el marxismo para la situación política, económica y social de Rusia de principios del siglo XX.

Posteriormente fue llamado leninismo bajo el régimen de Iósif Stalin. Actualmente se reconoce esta línea política y de acción como marxismo-leninismo, sin embargo esta no debe ser adjuntada con la serie de teorías elaboradas y aplicadas por Stalin durante su período de mandato conocido posteriormente como stalinismo.

Lenin fue uno de sus seudónimos revolucionarios. Se supone que eligió este nombre como oposición a Georgi Plejánov, quien usaba el seudónimo Volgin, por el río Volga. Uliánov, según esta tesis, eligió el río Lena, que es más largo y circula en la dirección opuesta.

En cualquier caso, Plejánov parece que tuvo una influencia significativa sobre Lenin en aquella etapa de su vida, de forma que la veracidad de esta explicación aún está sujeta a dudas. Existen otras teorías sobre el origen de su nombre, ya que el mismo Lenin nunca explicó por qué lo escogió. En Occidente se le ha llamado algunas veces de forma errónea como Nikolái Lenin, aunque nunca fue llamado así en Rusia.

(...)

Sus primeros años

Nacido en Simbirsk, Rusia, hijo de Iliá Nikoláyevich Uliánov (1831-1886), un funcionario civil ruso, director de escuelas, y más tarde Consejero de Estado del zar Nicolás II , puesto en el que trabajó para incrementar la democracia y extender la educación gratuita en Rusia. Con numerosos hermanos, entre ellos Aleksandr (de tendencia anarquista), quien fue ejecutado en 1887 por atentar contra el zar Alejandro III.

Como muchos rusos, fue una mezcla entre la etnia y las tradiciones religiosas. Tenía ascendencia calmuca por parte de su padre, de alemanes del Volga por parte de su abuela materna que eran luteranos y ascendencia judía por su abuelo materno (convertido al cristianismo). El mismo Vladímir Ilich Uliánov fue bautizado por el rito de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

De pequeño se le llamaba Volodia (diminutivo de Vladímir) y mostró don de pensamiento elaborado y profundo, asertivo, poco afectivo y sarcástico. De mente muy lógica, se mostró excelente estudiante desde su más tierna infancia. Sus profesores declararon sobre él:

-«Muy dotado, siempre limpio y estudioso, primero en todas las materias, cierta tendencia a aislarse y a la reserva»-Fiódor Kérenski (1890)

Fiódor Kérenski (director del liceo de Simbirsk) era padre del famoso Aleksandr Kérenski, quien iba a ser más adelante el Primer Ministro del Gobierno Provisional derrocado durante la revolución bolchevique.

Vladímir se distinguió en el estudio del latín y el griego. Pasó por dos tragedias en su juventud: en 1886, su padre murió de una hemorragia cerebral. Al año siguiente, en mayo de 1887, su hermano mayor, Aleksandr Uliánov, fue detenido y fusilado. Aleksandr Kérenski escribió que «la ejecución de un hermano como Aleksandr Uliánov hubiera tenido necesariamente un efecto demoledor y destructivo sobre cualquier mente normal». Sin embargo, según el historiador Robert K. Massie, el efecto que tuvo la muerte de su hermano es un tema discutible.

Su actividad política antes de la Revolución Rusa

La muerte de Aleksandr radicalizó las posturas de Vladímir (sus biógrafos oficiales consideran este evento como el principal motivo de la acción revolucionaria de Lenin).

El mismo año de la ejecución de su hermano Aleksandr, Lenin termina sus estudios en el liceo de Simbirsk (con medalla de oro). En junio, ingresa en la Facultad de Derecho de la Universidad de Kazán, adonde se traslada con toda su familia.

En Kazán, Lenin entra en contacto con círculos revolucionarios y es detenido en diciembre del mismo año. Al día siguiente, dirige la siguiente carta al rector de la Universidad:

Considerando que no es posible continuar mis estudios en la Universidad en las actuales condiciones de la vida universitaria, tengo el honor de suplicar humildemente a Su Excelencia que disponga mi exclusión como estudiante de la Universidad Imperial de Kazán.[1]

El 7 de diciembre de 1887, Lenin es deportado a Kokúshkino, una aldea en la provincia de Kazán, y puesto bajo vigilancia policial.

Rechazadas por las autoridades sus peticiones de readmisión en la Universidad de Kazán, así como de cursar estudios en el extranjero, al final obtiene el permiso para regresar a Kazán en octubre. De nuevo en Kazán, Lenin se ocupa en el estudio de El capital de Karl Marx, e ingresa en un círculo marxista organizado por N. E. Fedoséyev. El año siguiente, instalado en Samara, es detenido en relación con su pertenencia a este círculo.

En junio de 1890, y tras varias solicitudes rechazadas, se le autoriza a examinarse como externo en las asignaturas de Derecho por la Universidad de San Petersburgo. En enero de 1892 consigue su diploma universitario, y ejerce como pasante de abogado en Samara. Durante este tiempo actuará como defensor en diversas causas. En julio de este año, y tras repetidas solicitudes al Tribunal Comarcal de Samara y al Departamento de Policía obtiene la certificación que le da derecho a ejercer la abogacía lo que resta del año, siéndole renovada el año siguiente. Durante este tiempo escribirá algunos textos contra los populistas (naródniki), que leerá en círculos marxistas.

En 1893 se traslada a San Petersburgo, deteniéndose en el camino en Nizhni Nóvgorod y en Moscú, donde se pone en contacto con diversos grupos marxistas. En San Petersburgo ejerce como pasante. Ese año escribe Acerca de la llamada cuestión de los mercados, que lee en los círculos marxistas.

En 1894 se traslada a Moscú, donde continuará su relación con los círculos marxistas y obreros, y seguirá trabajando en el plano teórico en contra de las ideas de los populistas. Contra ellos escribe sus obras Quiénes son los "amigos del pueblo" y cómo luchan contra los socialdemócratas (1894) y El contenido económico del populismo y su crítica en el libro del señor Struve (1894-1895).

Por esta época comienzan sus primeros viajes por Europa, analizando los procesos revolucionarios del Viejo Continente. En 1896, sus actividades revolucionarias le ocasionarán el encarcelamiento y su destierro a Siberia (en 1897) donde pasará tres años de su vida. En Siberia, en 1898, contraerá matrimonio con Krúpskaya. También dedicará este tiempo a redactar su voluminoso trabajo El desarrollo del capitalismo en Rusia.

En 1903, presentará sus tesis en el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, que servirán para establecer un primer distanciamiento entre la fracción bolchevique y la menchevique. Posteriormente, durante la revolución de 1905, viajará desde Suiza para intentar extender el fuego revolucionario, y al no conseguirlo, optará por exiliarse en Finlandia, para pasar después una vez más a Suiza.

En el clima de reacción de los años posteriores a la revolución fallida de 1905, empezó a ejercer influencia entre los círculos socialistas rusos y alemanes una nueva filosofía, el empiriocriticismo. Sus principales representantes fueron Mach y Avenarius. Se trataba de una filosofía pretendidamente marxista, que buscaba abandonar el materialismo inspirándose en la reciente crisis de la física y en filosofías basadas en el método científico, como el positivismo. El enfrentamiento de Lenin a esta filosofía, que calificaba de idealista y de sucesora del berkeleísmo, se concretó en una de sus más importantes obras filosóficas: Materialismo y empiriocriticismo (1908).

Lenin y la revolución de 1917

(...)

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial su figura política se expande, al propugnar la oposición de la socialdemocracia alemana a la misma, y le convierte en una figura clave en Rusia, cuando la evolución de la contienda se muestra abiertamente desfavorable para su país. Tras la inesperada revolución de febrero, que culmina en la abdicación del zar, comienza a fraguarse un proceso revolucionario que se resolvería en el mes de Noviembre (octubre por el viejo calendario).

Análisis previo de los acontecimientos de febrero (Cartas desde lejos)
La revolución de febrero sorprende a Lenin exiliado en Suiza. Con la escasa fuente de información de que disponen los emigrados rusos —fundamentalmente, la prensa legal—, Lenin se lanza a aventurar una explicación de sus fundamentos y causas.

En la primera de sus Cartas desde lejos, Lenin centra su explicación en dos puntos:

Las luchas de clases, francas y abiertas, desencadenadas en el trienio de 1905 a 1907, que permitieron acelerar los acontecimientos de febrero.

La primera revolución (1905) removió profundamente el terreno, arrancó de raíz prejuicios seculares, despertó a la vida política y a la lucha política a millones de obreros y a decenas de millones de campesinos, mostró a cada clase y al mundo entero el verdadero carácter de todas las clases (y todos los principales partidos) de la sociedad rusa, la verdadera correlación de sus intereses, de sus fuerzas, de sus medios de acción, de sus objetivos inmediatos y lejanos.[2]

La guerra mundial imperialista, como factor determinante capaz de acelerar los acontecimientos históricos y de "engendrar crisis mundiales económicas, políticas, nacionales e internacionales de una fuerza inusitada".[3]

Una guerra mundial orquestada por las burguesías nacionales, y que "debía transformarse en una guerra civil entre las clases enemigas".[4]

Este proceso ha comenzado en la revolución de febrero.

La guerra mundial será decisiva para la revolución. Las presiones económicas que forzaban este conflicto entre las burguesías nacionales de Europa (y en relación con ello, la presión política de británicos y franceses), pondrán a las clases dirigentes de Rusia en un callejón sin salida, haciendo imposible una paz con Alemania.

La imposibilidad de esta paz, única medida que habría podido frenar el descontento popular, impidió cualquier reconciliación de las clases en conflicto y condujo a una dualidad de poderes que sólo pudo zanjarse por medio de una revolución.

En efecto, en el primer acto de la revolución han confluido tres fuerzas:

La monarquía zarista, tradicionalista, "cabeza de los terratenientes feudales, cabeza de la vieja burocracia y del generalato".[5]

La burguesía, que detenta el verdadero poder económico, y que se ha organizado con rapidez desde 1905.[6]

El Sovietico.


En marzo, bajo presiones de los generales y oficiales del ejército, Nicolás II abdicó y se formó un gobierno provisional de tipo burgués.

Ambos acontecimientos fueron forzados por la necesidad de que un gobierno moderado aplacase los vientos de subversión y otorgase algunas concesiones, a cambio de seguir sosteniendo la guerra con los alemanes.

Pero, como apunta Lenin, la abdicación del zar no suponía de hecho una contradicción en el régimen (en todo caso, se trataba de un desencuentro meramente transitorio) sino más bien un cierre de filas entre la burguesía que reclamaba su hora, y las fuerzas representadas por la monarquía.

En la práctica, pese a su discurso republicano, la burguesía necesitaba mantener el trato con la monarquía. Por eso, la restauración aún amenazaba en el horizonte.

Frente a las fuerzas del gobierno y de la monarquía, Lenin apuesta aquí por el Soviet. El gobierno provisional es incapaz de ignorar los intereses tanto de la burguesía rusa como del capital extranjero representado por los gobiernos de la Entente. Por tanto, es incapaz de firmar una paz con Alemania. El gobierno provisional tampoco puede enfrentarse a los terratenientes y entregar la tierra a los campesinos y a los obreros del campo.

Siendo así, la única salida posible para esta situación pasa por el Soviet, el único garante por entonces (y mientras durase la dualidad de poderes) de la libertad popular, y que mantiene al gobierno a la defensiva ofreciendo concesiones que intenten paliar el descontento y la miseria que la guerra mundial aún provoca.

En definitiva, en esta época Lenin piensa en los siguientes términos: expulsados los Románov, tenemos un Estado de corte burgués similar a los de la Europa occidental (e igualmente militarista); este Estado burgués, sin embargo, se encuentra con las manos atadas porque existe una institución popular, el Soviet, que en Petrogrado detenta el verdadero poder y contra el que el Estado es incapaz de imponerse mediante la represión;[7] este poder, sin embargo, ha cedido voluntariamente hasta ahora el poder del Estado a la burguesía; en estas condiciones, la minoría bolchevique debe abogar porque el Soviet avance definitivamente hacia la apropiación del poder del Estado.

Regreso a Petrogrado

Lenin llega a Petrogrado la noche del 3 de abril de 1917: el día siguiente presenta, sin apenas conocimiento de la situación concreta en el territorio ruso y por su cuenta y riesgo, sus célebres Tesis de abril.

En estas tesis, Lenin aborda las siguientes cuestiones:

Rechazo la guerra imperialista, sometida a los intereses del capital. Estos mismos intereses hacen imposible una paz que sea realmente democrática, no impuesta por la fuerza, y sin anexiones.

En Rusia se ha pasado de la primera etapa de la revolución (que da el poder a la burguesía) a la segunda, que debe poner ese poder en manos del proletariado y de los campesinos pobres.

Desenmascarar el Gobierno Provisional como gobierno de capitalistas, y negarles todo apoyo.

Reconocimiento de que el Partido se encuentra en minoría en los Soviets. Necesidad por tanto de explicar y difundir sus posturas, desde una minoría crítica.

Reivindicación no de una república parlamentaria, sino de una república de los Soviets. Dentro de la cual se supriman policía, ejército y burocracia, sin que la remuneración de todos los funcionarios exceda nunca el sueldo de un obrero cualificado.

Reforma agraria. Confiscación de las tierras de los terratenientes. Nacionalización de todas las tierras que se pondrán a disposición de los Soviets locales.

Fusión de los bancos en un banco único bajo el control de los Soviets.

Prioridad del control democrático de la producción y distribución por parte de los Soviets, antes que "implantación" inmediata del socialismo.

Como tareas del Partido:

(1) Celebración de un nuevo Congreso.

(2) Modificación del programa en relación con la posición ante el imperialismo y ante el Estado, y reforma del programa mínimo.

(3) Cambio de denominación del Partido, que ha de pasar de "socialdemócrata" a la de Comunista.

En este momento, Lenin se encuentra completamente solo. El ala derecha de su partido lo acusa de anarquismo, de aventurerismo y de apelar a una guerra civil. El ala izquierda se apropia de las Tesis para convertirlas en un programa inmediato para derrocar al gobierno provisional.
En realidad, por las circunstancias en que se pronunciaron y por la actitud posterior del propio Lenin (que se alió con esa ala derecha y en contra de los izquierdistas durante la conferencia de abril del POSDR), parece más sensato inclinarse por una interpretación menos tajante. Las Tesis pretenden ir poniendo sobre la mesa un programa de medio-largo plazo, una trayectoria política que se debe ir siguiendo durante los meses posteriores.[8]

Tras un alzamiento fallido en julio, se desatan las persecuciones y el propio Lenin tiene que huir a Finlandia, donde se encontrará hasta su regreso en octubre. Aprovechará estos meses para redactar su importante obra El Estado y la revolución, que había de sentar las bases teóricas respecto de la toma del poder del Estado, la transformación del Estado burgués en un Estado socialista (compuesto esencialmente por los órganos de masas : soviets de obreros, soldados, etc.), y la extinción de éste como paso progresivo hacia el comunismo.

A su vuelta se inicia el proceso que culminará el 7 de noviembre con la toma del palacio de Invierno. Y el 8 de noviembre Lenin fue elegido Premier de la Unión Soviética por el Congreso de los Soviets de Rusia.

Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo

Una vez elegido Premier y ante el peligro de una invasión alemana, Lenin argumentó que Rusia debía firmar de forma inmediata un tratado de paz. Otros líderes bolcheviques como Bujarin abogaban por la continuación de la guerra como forma de fomentar la revolución en Alemania.

Lev Trotski, quien lideraba las negociaciones, optaba por una postura intermedia, postulando un tratado de paz que no implicara ganancias territoriales para ninguna de las partes.

Cuando las negociaciones se colapsaron, Alemania lanzó una invasión que resultó en la pérdida de muchos territorios del oeste de Rusia. Como resultado de este giro de los acontecimientos, las posiciones de Lenin obtuvieron el apoyo de la mayoría de los líderes bolcheviques, y Rusia firmó el Tratado de Brest-Litovsk en términos desventajosos (marzo de 1918). El partido bolchevique fue renombrado como Partido Comunista de Rusia (bolchevique), que posteriormente se convirtió en el Partido Comunista de la Unión Soviética.

Aceptando que los soviets eran la única forma de un gobierno obrero legítimo, Lenin abolió la Asamblea Constituyente Rusa. Los bolcheviques perdieron la votación entonces, ganando las elecciones el Partido Socialista Revolucionario, aunque dividido en facciones pro y anti soviets.

Los bolcheviques, aliados con los socialrevolucionarios de izquierda, tenían el apoyo mayoritario en el Congreso de los Soviets, y formaron coalición de gobierno con el ala izquierda del Partido Socialista Revolucionario. Sin embargo, la coalición se hundió tras la oposición de los Social Revolucionarios al Tratado de Brest-Litovsk, que se unieron a otros partidos buscando derrocar al gobierno soviético. La situación degeneró con todos los partidos no bolcheviques (incluyendo los grupos socialistas) buscando de forma activa el derrocamiento del poder de los soviets.

El 30 de agosto de 1918, Fanny Kaplan, miembro del Partido Socialista Revolucionario, se aproximó a Lenin después de que éste hubiera hablado en un mitin y mientras se dirigía a su coche. Le llamó la atención y cuando Lenin se volvió a responder, le disparó tres tiros, dos de los cuales impactaron en un hombro y en un pulmón. Lenin fue transportado a sus apartamentos privados en el Kremlin y rehusó ser ingresado en un hospital, creyendo que otros asesinos podrían esperarlo allí. Se llamó a varios doctores, pero éstos decidieron que era demasiado peligroso extraer las balas. Lenin se recuperó, pero su salud se resintió a partir de este suceso y se cree que este incidente contribuyó a sus últimos infartos.

En marzo de 1919, Lenin y otros líderes bolcheviques junto a varios marxistas revolucionarios de todo el mundo crearon la Tercera Internacional, también conocida como Internacional Comunista, o Komintern, cuyos miembros, incluyendo a Lenin y a los mismos bolcheviques, se escindían del más amplio movimiento socialista identificado con la Segunda Internacional. A partir de este momento serían conocidos como comunistas.

Mientras tanto, una guerra civil asolaba Rusia. Una amplia variedad de movimientos políticos y sus seguidores tomaron las armas para apoyar o derrocar al gobierno soviético.

A pesar de que había muchas facciones diferentes involucradas en la guerra civil, las dos fuerzas principales fueron el Ejército Rojo formado y dirigido por Trotski (comunista) y el Ejército Blanco, formado por una relativa minoría adepta o partidaria al antiguo régimen zarista (o en algunos casos contraria al recién constituido) impulsado por poderosos lideres militares como Kolchak, Denikin y Yudénich, pero que recibiría el apoyo abrumador y decisivo de potencias extranjeras como Francia, Gran Bretaña, Canadá, Estados Unidos y Japón, además de otros 16 países, que intervendrían también en esta guerra (en apoyo del Ejército Blanco).

El Ejército Rojo ganó la guerra, derrotando a las fuerzas de la Rusia Blanca y sus aliados en 1920 (a pesar de esto, algunas islotes de pequeñas tropas continuarían la lucha durante muchos años más).

En los últimos meses de 1919, los éxitos contra las fuerzas del Ejército Blanco convencieron a Lenin de que era el momento de extender la revolución hacia el Oeste, por la fuerza si fuera necesario. Cuando la recién independizada Segunda República de Polonia comenzó a asegurar sus territorios orientales, anexionados por Rusia en las particiones de Polonia a finales del siglo XVIII, se enfrentó a las fuerzas bolcheviques por la dominación de estas áreas, lo que contribuyó al estallido de la guerra Polaco-Soviética de 1919. Con la revolución alemana y la Liga Espartaquista en pleno auge, Lenin vio esto como la oportunidad perfecta para penetrar en Europa con las bayonetas del Ejército Rojo.

Lenin veía a Polonia como el puente que el Ejército Rojo debía cruzar para unir la Revolución Rusa con los seguidores comunistas de la Revolución Alemana, y para ayudar a otros gobiernos comunistas en Europa Occidental.

La derrota de la Rusia soviética en la guerra polaco-soviética, sin embargo, invalidó estos planes.

A estas alturas ya había conducido a la muerte o al presidio, con la colaboración de Trotski, a casi todos los anarquistas de Rusia, destruyendo además todas las organizaciones y dejando existir tan sólo algunas pequeñas agrupaciones estrechamente vigiladas. Durante la Revolución Rusa la literatura anarquista fue incinerada y locales de reunión de uniones libertarias fueron clausurados para, de ese modo, destruir todo atisbo de socialismo catalogado contrarrevolucionario. La represión ideológica le llegaría a las agrupaciones políticas, como el Partido Socialista Revolucionario, a principios de los años veinte.

El anarquista ruso Volin denunció estos hechos, directamente ordenados por Lenin y Trotski, y que tuvo la oportunidad de presenciar, en su libro La Revolución Desconocida.

Los largos años de guerra se cobraron su tributo en Rusia, dejando un país en gran parte devastado, y con una economía en ruinas. La clase obrera se encontraba a sí misma en un arrollador proceso de declive; en torno a 1921 se había visto reducida a cerca de un tercio del tamaño que hubiera tenido en 1917. Muchos trabajadores y militantes habían ido abandonando durante la guerra sus fábricas para unirse al ejército rojo; una importante cifra, que jamás regresaría. Otros, que se estaban enfrentando al desempleo y a la carestía, habían vuelto a sus familias, en sus hogares, en el campo, donde al menos les aguardaba un modesto trozo de tierra mediante el cual poder alimentarse. Los Soviets, en definitiva, se habían ido vaciando.

Los Bolcheviques, por otra parte, no podían limitarse a abandonar el poder, lo cual habría dejado manos libres a la antigua clase dominante para desbaratar todo atisbo de organización que de la clase obrera había surgido. Con lo cual su alternativa no era otra que aferrarse aún al poder, y aguardar, ante un posible empuje revolucionario desde el oeste.

Ante este panorama, la economía, que poco a poco, se había ido viendo mermada, y relegada a la bancarrota, estaba agudizando la crisis, en buena parte desatada por la guerra.

Esto hizo aumentar el cariz de los problemas, derivados de la misma hambruna, que llevaron a la muerte por inanición y enfermedades a miles de personas, que habían dejado de tomar parte en el poder organizado por los Soviets, generando una situación de malestar generalizado, cuyas respuestas no podían hacerse esperar.

En marzo de 1921 se produjo la Rebelión de los Marinos en la base naval de Kronstadt, en las afueras de Petrogrado, donde tomaron un papel fundamental militares de tendencia anarquista, algunos de los cuales hablaban de una "tercera revolución".

No obstante, aunque considerada como contrarrevolucionaria, y finalmente reprimida, fue uno de los principales elementos que condujeron al instante, en el mismo mes, al reemplazo de la política económica, adoptada durante el desarrollo de la guerra civil, denominada comunismo de guerra, por la llamada Nueva Política Económica (abreviada como NEP), en un intento por reconstruir la industria y especialmente la agricultura, y con ello finalmente la maltrecha economía, mediante la sustitución de la requisa de grano, por parte del campesinado, por un impuesto que alentase al crecimiento, y producción del mismo. A su vez, una parte de la propiedad privada fue reestablecida. Con ello, las nuevas posibilidades de comercio privado y manufactura a pequeña escala, permitían el surgimiento de una clase comerciante de hombres de negocios, que condujo a una recuperación de la economía.

Este viraje de la política económica, que rompía con el desastre, guardaba relación con el reflujo internacional de la revolución socialista, que no iba haciendo más que verse retrasada u obstaculizada, en Estados de un peso económico central, como Alemania, en el extranjero, y la necesidad de adaptarse a varios años de estabilidad capitalista cara al comercio exterior, medida esta, no obstante, planteada de un principio como de corto plazo o transitoria, y en ningún momento como una reconciliación con el capitalismo.

Lenin seguía esperando que una revolución en algún otro país permitiese levantar el asedio al que Rusia se iba viendo relegada como Estado socialista, elemento que considera central, como queda reflejado en sus escritos, ya que, para él, el proceso puesto en marcha por la revolución no debía culminar una vez llevada a cabo ésta, sino continuar prosperando, a través de sucesivas fases o etapas, en las que poco a poco fuera viéndose superada la dependencia de las antiguas infraestructuras de poder y gestión heredadas del antiguo Estado capitalista, lo que se vería enormemente obstaculizado, cuando no imposibilitado, en caso de verse relegado el socialismo a un único país aislado (como cada vez estaba más próximo a serlo Rusia).

Ello se vio reflejado en la Internacional Comunista, en cuyo tercer congreso, Lenin difundió sus tesis contra lo que llamó la enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo y logró la aprobación de una política por la unidad del frente de los trabajadores. Otro punto de inflexión en la historia de la Revolución guiada por Lenin fue la rebelión anarquista de Néstor Majnó en Ucrania, que muchos autores han catalogado como "la revolución contra Lenin".

Cuando Lenin falleció, había dejado tras de sí un país arrasado, y los cimientos de la participación, los Soviets o consejos obreros, que habían convertido el centralismo económico, mediante la organización y participación directa, en un verdadero sistema democrático de control y ejercicio de la gestión y del poder, habían perdido su anterior influencia, dando paso a la burocratización de los mismos, y a la instauración, tras el surgimiento de la Unión Soviética (ó URSS) de un régimen totalitario, totalmente antidemocrático y contrario al espíritu socialista y progresista de la revolución, con Iósif Stalin como abanderado.

Dicho nuevo sistema ha sido conocido por muchos de sus críticos, especialmente a la izquierda, como estalinismo o capitalismo de Estado (Tony Cliff), así como también se lo ha denominado Estado obrero degenerado o socialismo realmente existente (términos estos últimos un tanto más imprecisos, pero considerablemente extendidos).

Su prematura muerte

La salud de Lenin había sido severamente dañada por el intolerable estrés de la revolución y la guerra. El intento de asesinato se unió a sus problemas de salud. Aún llevaba la bala en el cuello, demasiado cerca de la espina dorsal para ser extraída por las técnicas quirúrgicas de aquella época. En mayo de 1922, Lenin tuvo un primer infarto. Se quedó parcialmente paralizado (en su lado derecho) y su papel en el gobierno declinó. Tras su segundo infarto en diciembre del mismo año, se retiró de la actividad política. En marzo de 1923, tras sufrir el tercer infarto quedó postrado en la cama sin posibilidad de hablar.

En los últimos años de vida estrechó lazos con Trotski en el combate contra las tendencias burocráticas que empezaban a expresarse dentro del partido y en la sociedad toda, especialmente encaró una ofensiva contra Stalin en su intento por abolir el monopolio del comercio exterior, y en su política agresiva contra las nacionalidades históricamente oprimidas por el imperio Zarista (Georgia).

Lenin murió el 21 de enero de 1924.

Tras su muerte se originaron rumores sobre que sufría de sífilis.

La causa oficial que se dio sobre la muerte de Lenin fue arterioesclerosis o infarto cerebral (el cuarto), pero de los 27 médicos que le trataron, sólo ocho firmaron las conclusiones de la autopsia.

De esta forma se dio pie para que surgieran otras teorías sobre su muerte. Por ejemplo, un análisis postmortem hecho por dos psiquiatras y un neurólogo recientemente publicado en la Revista Europea de Neurología afirmaba demostrar que Lenin murió realmente de sífilis.

Documentos desclasificados tras la caída de la Unión Soviética, junto con las memorias de los médicos de Lenin, sugieren que fue tratado de sífilis ya en 1896.

Estos documentos también sugieren que a Alekséi Ivánovich Abrikósov, el patólogo a cargo de la autopsia, se le ordenó probar que Lenin no murió de sífilis. Abrikósov no mencionó la sífilis en la autopsia, sin embargo, el daño vascular, la parálisis y otras incapacitaciones que citó eran típicas de la sífilis. Tras una segunda publicación del informe de la autopsia, ninguno de los órganos, arterias principales o áreas del cerebro usualmente afectadas por la sífilis eran citadas.

En 1923, los doctores trataron a Lenin con arsénico, la única droga usada entonces de forma específica para tratar la sífilis, y con yoduro de potasio, que también era típico en el tratamiento de esta enfermedad.

Aunque probablemente tuvo la sífilis, también la tenía por entonces una considerable parte de la población rusa de la época.

También es cierto que no tenía las lesiones visibles en su cuerpo que acompañan a las últimas fases de la enfermedad.

La mayor parte de los historiadores aún están de acuerdo en que la causa más probable de su muerte fue un infarto producido por la bala alojada en el cuello desde su intento de asesinato.

Trotski, por otra parte, en uno de sus libros plantea otra hipótesis sobre la muerte de Lenin, acusando a Stalin de ser su gestor. En esta tesis, Stalin habría envenenado a su viejo mentor por intermedio de Yagoda.[9] Hasta la fecha no hay evidencia sólida que respalde la idea de Trotski.

La ciudad de Petrogrado fue renombrada Leningrado en su honor; nombre que la ciudad conservó hasta la caída de la Unión Soviética en 1991, cuando (votado en plebiscito) recobró el viejo nombre de la época imperial, San Petersburgo.

Tras su primer infarto, Lenin publicó una serie de papeles indicando las directrices futuras para el gobierno. El más famoso de ellos es el Testamento de Lenin, en el cual entre otras cosas critica a comunistas de alto rango como Lev Trotski y Iósif Stalin.

De Stalin, que era Secretario General del Partido Comunista desde abril de 1922, Lenin decía que tenía la «autoridad ilimitada concentrada en sus manos» y sugería a los camaradas sacar a Stalin de este puesto.

Sobre Trotski dijo: "quizá sea el hombre más capaz del actual Comité Central, pero está demasiado ensoberbecido y demasiado atraído por el aspecto puramente administrativo de los asuntos". También advierte del peligro de que las disputas entre los dirigentes ya citados condujeran a una escisión.

También pedía un mayor respeto hacia las naciones no rusas federadas en la URSS, afirmando que no hacer esto podría conducir a una actitud imperialista y, por tanto, incoherente.

En contra de los deseos expresados por Lenin antes de su muerte de que no se construyeran memoriales en su nombre, varios políticos trataron de mejorar su propia posición asociando su imagen a la de Lenin tras su muerte. El personaje fue elevado a un estatus casi místico, construyéndose estatuas, monumentos y memoriales en su honor.

En la Plaza Roja de Moscú se edificó en 1924 el llamado Mausoleo de Lenin junto a los muros del Kremlin donde reposan sus restos mortales embalsamados.

Allí ha permanecido la momia de Lenin desde el 1 de agosto de 1924 a excepción de 1.360 días durante la II Guerra Mundial, cuando fue evacuado a Tiumén, en Siberia.

El mausoleo está abierto al público y, durante décadas, eran frecuentes las colas para rendir visita al cadáver momificado del fundador de la Unión Soviética.

A raíz de la desaparición de la URSS, algunos partidos políticos y diversas personalidades rusas -Mijaíl Gorbachov, entre ellas-, han pedido el desmantelamiento del mausoleo y que los restos de Lenin sean enterrados.

Estas iniciativas no han recibido hasta la fecha el apoyo del Gobierno de la Federación Rusa -y sobre todo del Parlamento- y el mausoleo sigue abierto a las visitas, aunque el apoyo de la población al mantenimiento de este mausolea va descendiendo: si en 2000 los defensores del mausoleo ascendían al 82%, mientras los que se oponían él eran el 44%, los datos de 2007 arrojan una relación de 64% a favor y 34% en contra.[10]

El estudio del cerebro de Lenin

El cerebro de Lenin fue extraído antes de embalsamar su cuerpo. Los gobernantes soviéticos contrataron a un conocido neurocientífico alemán, Oskar Vogt, para estudiar el cerebro de Lenin y localizar las células cerebrales responsables de su genio. Con este propósito se creó el Instituto del Cerebro en Moscú. Vogt publicó un artículo sobre el cerebro en 1929 donde exponía que algunas neuronas piramidales en la tercera capa de la corteza cerebral de Lenin eran muy largas. A pesar de ello, la conclusión de su relevancia en el genio de Lenin fue mal recibida. El trabajo de Vogt fue considerado poco satisfactorio por los soviéticos. Posteriormente el equipo soviético continuó efectuando investigaciones, pero estos trabajos sobre el cerebro de Lenin ya no fueron publicados.

Los anatomistas contemporáneos no creen que la morfología del cerebro por sí misma pueda determinar su funcionalidad.
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